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El Gobierno aprobó ayer el anteproyecto de ley que legaliza los matrimonios homosexuales y defendió que puedan adoptar hijos, ya que según dijo la vicepresidenta primera del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, no hay pruebas de que ello sea contraproducente para los menores.

Los colectivos homosexuales e IU reiteraron el apoyo a este planteamiento, mientras que la Iglesia y el PP renovaron su posición en contra; CiU y PNV dejarán libertad de voto, y el PSOE organizó un acto para saludar la llegada de esta nueva regulación. El Defensor del Menor pidió una moratoria de dos años respecto a las adopciones.

El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, subrayó la constitucionalidad de esta nueva regulación y recalcó que es un «día histórico», al terminarse con «siglos de discriminación sobre un colectivo por su orientación sexual».

El anteproyecto equipara los derechos civiles de los matrimonios homosexuales a los de los heterosexuales, entre ellos la percepción de la pensión de viudedad, herencias, sucesiones, poder firmar la autorización para una intervención quirúrgica o adoptar un hijo.

Sobre este último extremo, la vicepresidenta afirmó que en España ya hay «miles de niños» que viven con padres homosexuales y, dijo, «más de 50 estudios coinciden en que las diferencias de los niños que crecen en casas con padres homosexuales son inexistentes, no hay pruebas de que eduquen peor o sean peores padres».

Respecto a la dificultad legal de que los homosexuales acudan a la adopción internacional, ya que hay países que lo prohíben, López Aguilar indicó que el Gobierno hará «pedagogía a la hora de explicar este proyecto» y utilizará los canales diplomáticos o las relaciones bilaterales, en especial en los países donde haya mayor preferencia por parte de los españoles (Rusia y China).