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El presidente del PP, Mariano Rajoy, criticó ayer en San Sebastián al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por buscar «grescas» con «enemigos» como la Iglesia, los jueces y los EE UU, como forma de conseguir votos, algo que consideró «una enorme irresponsabilidad».

Rajoy dijo que detrás de las «grescas» del Gobierno se encuentra la necesidad de «encubrir sus propias carencias, su falta de ideas y de capacidad para gobernar».

Rajoy respondió de esta manera, durante la clausura del XI Congreso Regional del PP vasco, en el que María San Gil fue elegida presidenta del partido en Euskadi con un 88% de los votos, a unas declaraciones en las que Zapatero advirtió hoy a las fuerzas políticas y a las instituciones de que «las diferencias y las discrepancias no tienen por qué manifestarse como grescas continuas».

Para el dirigente popular «España tiene un mal Gobierno sin criterios claros en los grandes temas que importan a los españoles», entre los que citó la reforma de la Constitución, la reforma de los Estatutos de Autonomía, y la políticas económica o de inmigración.

Rajoy lanzó un dura alegato contra el Gobierno, «un mal Gobierno» que exhibe, a su juicio, «una sonrisa tonta» que no oculta «una estulticia insuperable». Frente a eso y a pesar del «revés» que supuso la derrota en las elecciones generales, Rajoy, que atacó con dureza al nacionalismo vasco y al Plan Ibarretxe, contrapuso un partido que «está dispuesto a gobernar ya».