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El general de División en la reserva Vicente Carlos Navarro asumió ayer ante la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, «íntegramente y de forma personal», su responsabilidad en lo ocurrido con las identificaciones erróneas de los cadáveres de los militares del Yak-42, excluyendo a sus superiores e inferiores. Además, admitió que la comisión que se desplazó a Turquía no hizo acto médico alguno, sólo «autopsias light», en función de como iban vestidos los cadáveres y sus distintivos militares. El capitán médico Miguel Angel Sáez secundó esta afirmación, afirmando que no realizó ninguna autopsia y que las autoridades turcas no les permitieron analizar los restos mortales.

Fuentes de la acusación señalaron que el general Navarro, segundo de los imputados en declarar, ofreció varias explicaciones de por qué se produjeron los errores, sobre todo, tras admitir que firmó en Turquía una copia del protocolo de 28 de mayo de 2003 en el que las autoridades turcas afirmaban que faltaban 30 cadáveres por identificar. No obstante, declaró que el traductor turco que le leyó el documento omitió el párrafo en el que se mencionaban las identificaciones.

Sus explicaciones consistieron en que el informe toxicológico de las autoridades turcas podría ser erróneo, que posiblemente la comisión española se equivocó al identificar los cuerpos o que algunos se cambiaron en las manipulaciones que sufrieron en la nave turca en la que se guardaban, ya que determinadas bolsas que contenían los restos se rompieron y hubo que cambiarlas por otras.