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El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón ordenó ayer el ingreso en prisión de Samir Ben Abdellah, el imán de Mataró (Barcelona) detenido el lunes como consecuencia de la «operación Nova», al que acusa de integrar una célula islamista radicada en Madrid junto a varios de los presuntos autores del 11-M.

Del grupo también formaban parte Serhane Ben Abdelmajid, «El Tunecino», uno de los siete autores del 11-M que se suicidaron en Leganés; y otros tres imputados por la masacre de Madrid: Mohamed Afalah, huido; Faisal Allouch, en libertad por esa causa pero acusado de colaboración; y Jamal Zougam, detenido el 13 de marzo como presunto autor material de los atentados en los trenes.

El magistrado afirma que Ben Abdellah, para quien ya había dictado una orden de busca y captura el pasado día 2, era miembro de una de las dos células que Mustapha Maimouni, preso en Marruecos en relación con los atentados de Casablanca, creó para «el reclutamiento de muyahidines para realizar la Yihad en Marruecos, España y otros países».

Una de esas células tenía su base en la ciudad marroquí de Kenitra, mientras que la otra se formó en la capital de España entre finales de 2002 y febrero de 2003 y era a la que supuestamente pertenecía Abdellah, entonces imán de la localidad madrileña de Alcorcón.

Sus integrantes, según Garzón, «se juntaban en varios domicilios de Madrid en reuniones que duraban de 6 a 8 horas y en las que veían cintas de vídeo con sermones y escenas de la yihad», material controlado «por el emir Maimouni».

Los miembros de la célula «cambiaban el lugar y la hora de reunión y se preparaban para la yihad en cualquier país del mundo, incluida España, a la vez que se defendían los planteamientos ideológicos salafistas del Takfir Wal Hijra y de Salafia Yihadia».