La reforma obtuvo 169 votos a favor, siete menos de los necesarios para poder sacar adelante el proyecto del Gobierno socialista.

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Siete votos le faltaron al Gobierno para que el Congreso aprobara ayer la reforma del sistema de elección de jueces del Tribunal Supremo y de presidentes de Tribunales Superiores por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

La reforma debatida ayer obtuvo 169 votos a favor, 124 en contra y una abstención, por lo que no se alcanzaron los 176 precisos para sacar adelante esta iniciativa, por las ausencias especialmente de diputados socialistas y de algunos de los grupos que habían mostrado su apoyo a esta reforma. El Grupo Socialista ha anunciado sanciones para los miembros de su grupo que no justifiquen su ausencia en la votación.

Finalmente, la ausencia de 56 diputados -entre ellos la del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la de cinco de sus ministros- produjo que la medida quedara bloqueada. Ahora, el Ejecutivo tendrá que presentar de nuevo el proyecto, que contaba con el apoyo de todos los grupos salvo el PP. El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, lamentó las ausencias en el hemiciclo, mientras los populares mostraron su alegría por la «mala organización» del PSOE.

Tras el sorprendente resultado de la votación, el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, admitió que la no aprobación de la reforma es un «revés», aunque se mostró convencido de que se aprobará el mismo texto antes de finales de año y con el mismo trámite abreviado.

López Aguilar atribuyó la falta de una mayoría suficiente a cuestiones «técnicas y no políticas», si bien dijo que las ausencias de diputados socialistas fueron «menos numerosas comparativamente» que las de otros grupos que también apoyaron el texto.

Por su parte, el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, expresó su «satisfacción y alegría porque una iniciativa que sólo pretendía controlar a la Administración de Justicia no haya sido respaldada» y opinó que podría haber «cuestiones de fondo» en el grupo socialista que motivaron finalmente que varios de sus diputados hayan preferido ausentarse del debate final.

La intención inicial era la aprobación de la reforma en lectura única, procedimiento que defendió ayer en el debate el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar y que criticó el diputado del PP, Ignacio Astarloa, que lo calificó como «la mayor cacicada» desde la Transición y «el mayor ataque» contra el Poder Judicial.