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El presidente del PP, Mariano Rajoy, acusó al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, de «romper el espíritu de la Transición» tras la retirada de la última estatua de Francisco Franco en Madrid. Rajoy aseguró que en 1978 los españoles tomaron «un acuerdo, que era difícil después de una historia complicada», y decidieron «mirar hacia delante» y desde ese momento, ningún presidente del Gobierno «se dedicó a revolver en el pasado». En este sentido, indicó que el hecho de que Zapatero treinta años después de la muerte de Franco «esté revolviendo el pasado» es «una enorme responsabilidad de una gran frivolidad».

También dijo entender que haya personas a las que le produzcan «rechazo» los símbolos del franquismo, pero sentenció que «lo más importante es que el franquismo está superado».

Mientras el presidente del PPC, Josep Piqué, se mostró ayer a favor de retirar los símbolos del franquismo que aún quedan en Catalunya al comentar que «todos los símbolos que choquen con el espíritu constitucional no tienen cabida». Piqué hizo suyas unas declaraciones del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol en el sentido de que lo importante es que el franquismo esté superado.

El líder del PP catalán dijo que las críticas efectuadas por dirigentes del PP «respondían no tanto a la decisión (de quitar la estatua), sino a la manera de hacerlo, a las formas». Afirmó que «parece que el Gobierno busque reabrir debates sobre el pasado y heridas», y añadió que «deberíamos ir con mucho cuidado» con estas cuestiones.

Por su parte, el ministro de Defensa, José Bono, terció ayer en la polémica asegurando que los «enemigos» de hoy no son los «muertos» y reclamando que este asunto no se utilice para dividir a la sociedad.