Tras subrayar que también tiene «un intenso respeto» por Artur Mas,
explicó que existe igualmente con esta fuerza política una
«posición de colaboración» que considera demostrada en el proceso
de debate de la Ley Orgánica de Educación. «Pero, a partir de ahí,
creo que cualquier expectativa distinta no tiene en estos momentos
una posibilidad de tener concreción», aseveró Zapatero, quien
insistió: «respeto, diálogo, colaboración con Convergència i Unió,
pero de ahí a hablar de un posible acuerdo creo que estamos aún en
un tiempo de espera y de natural prudencia».
El presidente de CiU expuso el miércoles en Londres a los
socialistas la voluntad de su partido de garantizar la
«estabilidad, la serenidad y la moderación» frente al «radicalismo»
y la «bronca» que, a su juicio, representan el PP y ERC, «los
extremos». Ayer matizó que su ofrecimiento de estabilidad al
Gobierno no pretende «romper nada», ni el tripartito de Catalunya
ni las alianzas del PSOE.
Su antecesor al frente de CiU, Jordi Pujol, opinó que esta
oferta pone de manifiesto la «sempiterna disponibilidad» de su
partido en favor de la estabilidad. Rodríguez Zapatero, desde Roma,
señaló que, «como es conocido», el PSOE tiene una relación
«razonable y positiva» con Convergència i Unió, y dijo que le gusta
tener esa relación con todas las fuerzas políticas.
El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, dijo
que la posición de CiU no supone excluir a nadie, sino «sumar y
unir el apoyo parlamentario». El coordinador general de IU, Gaspar
Llamazares, líder de uno de los actuales socios parlamentarios del
PSOE, manifestó que la posibilidad de que la oferta de CiU se
concrete responde «más a un deseo» de Artur Mas que a «una
realidad».
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