El secretario de Relaciones Institucionales y Política Autonómica del PSOE, Alfonso Perales, arremetió contra el PP.

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El presidente del PPC, Josep Piqué, reconoció ayer que el proyecto del Estatut está en el origen de la concentración convocada ayer en Madrid por su partido, cuyos dirigentes sostienen que el discurso pronunciado por Rajoy será «el norte» y «la clave» de los populares con la Constitución.

«Quisimos hacer un acto en positivo en defensa de la Constitución, pero es evidente que éste no sería necesario si no se pudiera poner en riesgo el pacto conseguido en 1978», señaló Piqué, haciendo referencia al proyecto de reforma del Estatut: «Decir lo contrario sería mentir a los ciudadanos», subrayó.

Piqué atribuyó las críticas de los partidos nacionalistas a que éstos «se sienten contrariados por una defensa de una Constitución que no les gusta y que tratan de cambiar». Respecto a los comentarios suscitados por el PSOE y el Gobierno señaló que «se llenan la boca diciendo que defienden la Carta Magna y después permiten que el Parlamento catalán apruebe un texto que tendrá que ser profundamente reformado, como ha reconocido el propio presidente».

El PP, en boca del secretario ejecutivo de Justicia del partido, Ignacio Astarloa, declaró que la llamada «Declaración de Sol», leída por Rajoy en dicho acto, será el «norte, el referente y la clave del compromiso» de los populares con la Carta Magna, frente al «entreguismo» del Gobierno a los nacionalistas.

Mientras, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, resaltó: «La Constitución es una norma segura, firme, consolidada, querida y aceptada por el conjunto de la ciudadanía y el peor servicio que se le puede hacer es intentar apropiársela o monopolizarla, haciendo una defensa partidaria que excluye al resto de los españoles».

Chaves señaló que «el mejor servicio» que se le puede hacer a la Constitución es «comprometerse, dentro del Congreso, a reformar y corregir el Estatuto catalán, a través de la negociación y del diálogo. Un compromiso en el que deberían estar todos los partidos del arco parlamentario español, sin exclusión».

José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, apuntó que los socialistas «no debemos arrugarnos» ni aceptar «lecciones de constitucionalismo de nadie, y desde luego no las aceptamos del PP». Un partido al que tildó de «cínico» por ser, dijo, «heredero directo de organizaciones» que en 1978 no apoyaron la Constitución o no lo hicieron claramente y que «ahora pretenden erigirse en sus únicos defensores».