El ministro presenció en primera línea la maniobra de aterrizaje,
ya que en ese momento se encontraba en la cabina del aparato junto
al piloto y al comandante. Dos unidades de bomberos de Mostar
procedieron a comprobar la existencia de algún fuego en el avión,
en el que viajaba también el Jefe del Estado Mayor de la Defensa,
el general Félix Sanz, y un grupo de periodistas, y verificaron que
el aparato no registraba ningun daño importante. Tras el incidente,
el ministro telefoneó al rey don Juan Carlos para informarle del
incidente para tranquilizarle ante la posible alarma que se pudiera
generar entre los medios de comunicación. El titular de Defensa le
contó que el piloto, que les había pedido disculpas, estaba
«destrozado psicológicamente». «Si hubiéramos encontrado algún
obstáculo hubiera sido muy grave», le dijo Bono al jefe del Estado.
El avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Española que trasladó
a Bono y a su delegación hasta Mostar se salió de la pista de
aterrizaje tras tomar tierra bruscamente a la altura de la mitad de
la pista y perdió los frenos como consecuencia de la maniobra. El
aparato acabó saliéndose de la pista y frenó a 200 metros en un
campo colindante. Fuentes de Defensa explicaron que el piloto de la
aeronave tomó tierra debido a la escasa visibilidad en la zona
media de la pista lo que le obligó a frenar el aparato de forma
brusca.
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