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El presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo ayer que necesita saber «de una vez» si España le venderá a Venezuela un lote contratado de patrulleras o si deberá iniciar gestiones para comprarlas en otros países.

«No tenemos ningún problema. Queríamos ayudar a España porque el presidente (José Luis Rodríguez) Zapatero me dijo un día que tenían problemas con los astilleros y entonces orientamos la adquisición de Estado a Estado con esas empresas», añadió Chávez.

Chávez, que se refirió a este asunto en un acto con empresarios televisado al país, dijo que las dudas surgen después de que EEUU vetó la venta de ese material a Venezuela, por llevar incorporada tecnología estadounidense.

«Vamos a decirles a los españoles que nos digan de una vez si ellos no nos las pueden vender, porque entonces compraremos esas patrulleras en Rusia, o en China, o en Irán, en India o en el mismo Brasil», dijo Chávez al referirse a una conversación con su ministro de la Defensa, almirante Orlando Maniglia.

«Ahora bien, si no les dejan los Estados Unidos, ¡qué puedo hacer yo!. Tendré que irme a Moscú o a Pekín a comprar las patrulleras, pero Venezuela tendrá las patrulleras, tengan eso por seguro», concluyó el presidente venezolano.

Washington vetó la venta de España a Venezuela de doce aviones y ocho fragatas, con componentes fabricados en EEUU, alegando que se trataba de material militar que desestabilizaría la región. EEUU también bloqueó la venta a Venezuela de un lote de aviones de entrenamiento de la firma brasileña «Embraer».

El presidente del PP, Mariano Rajoy, afirmó ayer que no entiende la política exterior española y avisó a Zapatero de que «las amistades, los contratos, las negociaciones y los abrazos» con el presidente Hugo Chávez no contribuyen «a nada bueno».

En declaraciones a los periodistas realizadas en Cádiz tras iniciar su campaña de recogida de firmas para el referéndum sobre el Estatut catalán, Rajoy afirmó que «de Hugo Chávez tengo un concepto manifiestamente mejorable».

Además, indicó que, en su opinión, España deberá contribuir de otra forma a la estabilidad de Iberoamérica, donde le gustaría que «funcionaran los partidos políticos tradicionales y las cosas se hicieran bien». «No creo en los caudillos y un país donde en las últimas elecciones la oposición no se ha presentado sólo ha habido una lista, no va por muy buen camino», enfatizó.