El Gobierno ha dado luz verde al proyecto de Ley de Reforma del
IRPF y del Impuesto sobre Sociedades con algunas modificaciones
respecto al anteproyecto. Uno de los cambios más destacados es el
referido a los planes de pensiones, en los que se eleva la cuantía
de las aportaciones máximas hasta los 10.000 euros.
El Consejo de Ministros aprobó ayer la esperada reforma fiscal.
Ha autorizado un paquete de medidas que afecta a los dos grandes
tributos: el IRPF y el Impuesto de Sociedades. El Ministerio de
Economía y Hacienda calcula que aproximadamente 20 millones de
contribuyentes, entre personas físicas y empresarios se
beneficiarán de esta nueva reforma tributaria.
El titular de la cartera, Pedro Solbes, reconoce que se trata de
una reforma discreta aunque «justa y equitativa». Solbes explicó
ayer tras el Consejo de Ministros que «si se hiciera desde el
Gobierno un mayor esfuerzo en esta reforma se estaría dando a los
ciudadanos más dinero para gastar y eso contribuiría a recalentar
aún más la demanda, que ya se sitúa en niveles bastante altos. Por
eso hay que ser moderados y actuar de forma muy cauta».
Una de las novedades más importantes de la nueva reforma fiscal
es la reconsideración por parte del Gobierno de su propuesta
inicial sobre los planes de pensiones. El Ejecutivo ha elevado su
cuantía hasta los 10.000 euros anuales para los mayores de 50 años;
para los menores de esa edad el límite máximo de aportación se
queda en los 8.000 euros inicialmente previstos en el anteproyecto.
El sistema anterior fijaba una aportación máxima que podía llegar
hasta los 24.000 euros anuales.
La nueva normativa permitirá rescatar en forma de renta la
inversión realizada en planes de pensiones, aunque en este caso se
elimina la reducción del 40% existente actualmente.
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