TW
0

CARLOS LÓPEZ-NUEVA YORK
Safana Jawad, la española de 45 años de confesión musulmana detenida por las autoridades estadounidenses cuando intentaba ingresar en el país, y posteriormente expulsada, aseguró ayer que el trato recibido por los oficiales de inmigración fue degradante, irrespetuoso con sus costumbres religiosas, y sin justificación alguna.

Jawad aseguró textualmente que durante su retención en el aeropuerto y más tarde en un centro de internamiento era «como un mono para ellos», en alusión a todos los oficiales de aduanas y penitenciarios en cuyas manos estuvo.

«Tratan mejor a los animales que a los seres humanos», manifestó Jawad en un testimonio sonoro que el director del Consejo para las Relaciones Americano-Islámicas (CAIR, por sus siglas en inglés) en Florida, Ahmed Bedier, hizo llegar a los corresponsales de prensa españoles en la zona.

Esta ciudadana española acudió para visitar a su hijo de 16 años por doce días en Florida, donde llegó el pasado martes en un vuelo de British Airways.

Como su pasaporte es de la Unión Europea, expedido en España, no le fue necesario solicitar un visado ante la embajada estadounidense gracias a los acuerdos que existen entre los dos países.

Sin embargo, al llegar a los controles de inmigración en el aeropuerto los oficiales del mismo invitaron a Jawad a acompañarles a un centro donde comenzaron a verificar aspectos como su nombre, apellidos, nombre de sus padres e incluso su peso, proceso que se extendió por entre «cinco y siete horas» tiempo que los oficiales aseguraron necesitaban para verificar los datos del pasaporte.

Los oficiales de inmigración realizaron fotografías de Jawad con y sin 'hijab' o pañuelo musulmán, y llevaron a cabo un cacheo y registro de sus pertenencias, realizándole preguntas sobre todos los papeles que poseía, incluido un Corán y aquellos en árabe pidiéndole que los tradujera y realizando copias de los mismos. Uno de los oficiales, que ella asegura era de origen cubano, le realizó varias preguntas en español.

Jawad señaló que los oficiales de inmigración mantenían que debía haber solicitado un visado para entrar al país pese a ser ciudadana española, y aseguró que ella fue la única persona del vuelo, en el que viajaban ciudadanos europeos -entre ellos españoles- retenida y a la que se le exigió un visado en su pasaporte.