Esta jornada se celebrará este año por primera vez, tendrá carácter anual y se espera la participación a todas las instituciones y agentes de la vida política, social, cultural y religiosa.
Para Ibarretxe, este Plan de Paz es «la aportación del Gobierno vasco al nuevo escenario de paz». Aunque su Consejo Político se constituyó sólo con miembros del Ejecutivo autonómico (Joseba Azkarraga de EA y Javier Madrazo de Ezker Batua) y entre las críticas de PSE y PP, el lehendakari confió en que haya «aportaciones de otras instituciones».
El proyecto da a las víctimas del terrorismo «un papel esencial» en el proceso de paz, porque «su memoria deslegitima la violencia».
El objetivo esencial en este terreno es impulsar la aprobación de una Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, pero también «consolidar el diálogo y el acercamiento de las administraciones públicas» a este colectivo y «mantener, y en su caso mejorar, la política de prestaciones materiales y de apoyo económico». Otra de las apuestas del Consejo Político es la organización una jornada institucional de reconocimiento de las víctimas, «un acto de Justicia», en el que «se refleje el agradecimiento de la sociedad vasca con ellas».
Ibarretxe se comprometió a recordar también a las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, y recordó que «todavía no se han pedido disculpas al pueblo de Gernika» por el bombardeo. «Ningún proceso de paz se puede construir sobre el olvido, tiene que ser construido sobre la memoria de las víctimas, sobre la justicia y los derechos humanos». De hecho, el Plan incluye «eliminar pintadas, carteles o denominaciones de calles o plazas que resulten ofensivos».
El plan incluye la reforma de las «normas legales que vulneren los derechos civiles y políticos». Así, el lehendakari se compromete a promover iniciativas concretas «mediante los cauces oportunos» tanto en el Parlamento vasco como en el Congreso de los Diputados.
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