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El pleno del Congreso fue escenario ayer de una bronca sin precedentes generada a partir de los gritos proferidos contra el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, por parte del diputado del PP Vicente Martínez Pujalte, al que el presidente del Congreso, Manuel Marín, expulsó del hemiciclo.

En un principio, Martínez Pujalte permaneció en su escaño, pero cuando Marín le hizo notar las consecuencias reglamentarias que podía acarrear su actitud, optó -varios minutos despuéspor abandonar el pleno.

Martínez Pujalte, primer diputado expulsado de un pleno que se recuerda en democracia, había preguntado al ministro en reiteradas ocasiones y en voz alta si le iba a detener, en alusión a la condena a los tres policías que detuvieron a dos militantes del PP durante una manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en la que fue increpado el entonces ministro José Bono.

El diputado popular fue apercibido por Marín primero en dos ocasiones y luego por tercera vez, medida que lleva aparejada su expulsión, según establece el artículo 104 del reglamento de la Cámara, que Marín se encargó de leer.

Pujalte salió del hemiciclo en medio de un gran alboroto y una cerrada ovación de diputados del PP puestos en pie, pero antes les saludó con la mano e hizo una ostentosa reverencia dirigida al presidente del Congreso y a los escaños del PSOE.

La magnitud del escándalo hizo imposible que se pudiera escuchar buena parte de la intervención de Alonso, que decidió hablar sólo para el micrófono, porque eran mayores los gritos que sus palabras.