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El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha comunicado a los portavoces de los grupos del Congreso que la reunión que se había anunciado para septiembre sobre la marcha del diálogo con ETA se aplazará hasta que haya alguna novedad destacable, aunque ayer mantuvo un breve encuentro con el del PP.

En la entrevista, según fuentes del PP, Rubalcaba no avanzó a Zaplana la fecha en la que podría celebrarse una nueva reunión «formal» entre ambos para darle cuenta de los futuros avances en el diálogo con ETA.

Rubalcaba habló el lunes telefónicamente con los portavoces para informarles de que no hay novedades en relación con el diálogo con la banda, y éstos aceptaron el aplazamiento de la reunión.

Con el portavoz 'popular' mantuvo en la tarde de ayer un encuentro de diez minutos en el Congreso, en el que el titular de Interior le comunicó la ausencia de novedades, en el marco de una conversación que fue «una más» de las que ambos vienen manteniendo desde el alto el fuego, según fuentes del entorno de Rubalcaba.

La respuesta de Mariano Rajoy, a este aplazamiento fue criticar al Gobierno por «no cumplir sus compromisos», y le reclamó «contundencia» después de la «burla» que supuso, en su opinión, el último mensaje de ETA leído por tres encapuchados.

Añadió que en la lucha antiterrorista el Gobierno «debe hablar poco, aplicar la ley y dejar las cosas claras» y decirle a ETA que «no hay que negociar políticamente con ellos nada y debe decirle a Batasuna que no puede ser un partido legal mientras ETA no anuncie que se disuelve».

Además, también volvió a comentarse ayer la declaración del sábado de tres encapuchados que dijeron hablar en nombre de ETA, en la que reafirmaron su compromiso de seguir empuñando las armas hasta lograr la independencia del País Vasco, y así, el presidente del PNV de Guipúzcoa, Joseba Egibar, tachó de «escenificación de consumo interno» este hecho y recalcó que después de más de tres años sin que la organización terrorista hay cometido asesinatos «eso difícilmente tiene vuelta atrás».

Para el presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, los encapuchados ofrecieron una imagen de un país «casi tercermundista», y su actuación pone de manifiesto que la banda terrorista «no tiene ninguna intención de abandonar las armas».

El ex secretario general del PSE y presidente de la Fundación para la Libertad, Nicolás Redondo Terreros, consideró por su parte que ante la «amenaza» del acto de Oiartzun (Guipúzcoa) «se abre un espacio» para que se pueden entender el Gobierno, el PSOE y el PP.