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La ex parlamentaria socialista Rosa Díez presentó ayer en Madrid su partido Unión, Progreso y Democracia (UPD) como una fuerza «necesaria y hasta urgente» para defender «sin complejos» el «orden constitucional», «tomar de la solapa» a quienes no lo hacen pese a ser su obligación y «regenerar la democracia». La presentación oficial tuvo lugar en el auditorio de la madrileña Casa de Campo, abarrotado de un público que siguió con entusiasmo y continuas ovaciones las intervenciones del director teatral Albert Boadella, del filósofo Fernando Savater y el escritor Mario Vargas Llosa, que precedieron a Díez en el uso de la palabra.

Además de una reforma electoral para evitar que se siga primando el peso «desproporcionado» de los nacionalistas en el Parlamento, Díez anunció que su partido planteará una reforma de la Constitución para revisar la distribución de competencias, y se preguntó a modo de ejemplo si tiene sentido que tengamos 17 leyes educativas.

En un escenario donde figuraba el logotipo del partido, una bandera europea y la enseña nacional, la dirigente de UPD hizo una encendida defensa del uso público de la bandera española, acogida con aplausos. Dijo que en España se está produciendo una «degradación del orden constitucional» de la que es muestra la «destrucción de sus símbolos», como la quema de fotografías del Rey o la ausencia de la bandera en edificios públicos.

Los aplausos arreciaron cuando señaló hacia el lugar donde había sido colocada la enseña para proclamar que «nuestra bandera» no es sólo «una tela», sino que representa «los derechos de los españoles» y además ella ya la había visto «en demasiados féretros».

Rosa Díez dijo que UPD apuesta por «regenerar la democracia» para «caminar hacia un país de ciudadanos libres e iguales» y explicó que busca «recuperar» para los ciudadanos la política, «secuestrada» por los grandes partidos.