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El vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, señaló ayer que si él fuera asesor del presidente del PP, Mariano Rajoy, «no le habría aconsejado nunca meterse en ese lío», en alusión a la propuesta de rebaja fiscal anunciada por el líder de la oposición.

En su intervención en unas jornadas organizadas por la Asociación para el Progreso de la Dirección, Solbes insistió en cualquier caso en que el Gobierno cree que hay margen para nuevas reducciones fiscales en la próxima legislatura, y añadió que «el programa» electoral socialista «no va a excluir una reforma fiscal».

El ministro de Economía consideró «difícil de encajar» una propuesta de reforma fiscal como la del PP, que si se hace de forma «ambiciosa» supondría aumentar el mínimo exento hasta los 16.000 euros, algo que, aseguró, tendría un coste de 25.000 millones de euros, cuando el presupuesto del conjunto de los ministerios es de 60.000 millones.

En su opinión, «hay que echarle mucha imaginación» para decidir qué parte del gasto público -que no podría cubrirse con una reforma fiscal que cuesta 25.000 millones de euros- sacrificaría el PP en caso de acometer la rebaja.

La otra forma de hacer la reforma, dijo, sería más «simplista» y aunque costaría menos, unos 5.000 millones de euros, supondría eximir del pago directamente según los ingresos, de modo que quien cobra 15.999 euros no pagaría y sí lo haría el que cobrase 16.001. «No me parece que (esta fórmula) se tenga en pie», añadió.

En cualquier caso, el ministro de Economía y Hacienda insistió en que la tesis del Gobierno es que si hay ingresos adicionales es «razonable» que una parte de esos ingresos se devuelva a los ciudadanos.

«Soy favorable a la reforma fiscal si es financiable», insistió el vicepresidente, quien recordó que de hacerse volvería a prestar atención a las rentas más bajas.

Además recordó que las reformas fiscales acometidas en esta legislatura han tenido un coste para las arcas públicas de 8.700 millones de euros, el dinero que se ha dejado de ingresar por la reducción del IRPF y la siguiente deflactación de la tarifa de este impuesto, así como la bajada del Impuesto de Sociedades y su adaptación a la normativa contable europea.