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Frente al Congreso de los Diputados, en la madrileña Carrera de San Jerónimo, se congregaron varias decenas de ciudadanos desde primera hora de la mañana para presenciar la llegada de los políticos y de las distintas autoridades del Estado que asistieron al acto de conmemoración del XXIX aniversario de la aprobación de la Constitución de 1978. En una parte del público se pudieron ver banderas de España, pancartas a favor de la ilegalización del PCTV y ANV y otra que rezaba 'Víctimas de ETA. Justicia y Dignidad'.

Fue de ese sector de donde surgieron los abucheos contra los rostros más conocidos del PSOE y del Gobierno, especialmente sonados ante el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, el portavoz de los socialistas en el Congreso, Diego López Garrido, el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, y el president de la Generalitat, José Montilla. Mientras una parte del público gritaba 'fuera, fuera', o 'Zapatero dimisión', la otra parte aplaudía a los políticos o proclamaba 'Viva España'.

También el líder del PP, Mariano Rajoy, recibió una paletada de cal y otra de arena a su llegada al Congreso, aunque hubo más aplausos que gritos en contra. Por su parte, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado por su esposa, Sonsoles Espinosa, entró en el patio de la Cámara Baja en su coche oficial, por lo que no fue visto por el sector crítico del público y se libró de los abucheos, pitidos y protestas que recibieron otros compañeros de partido.

Ya en el interior, el presidente del Congreso, Manuel Marín, advirtió de que «no se puede repetir otra legislatura tan dura y tan ruda como la que hemos tenido» en su discurso institucional con motivo de la conmemoración del XXIX aniversario de la Constitución. Ante Rodríguez Zapatero, varios ministros, políticos y autoridades, Marín reclamó en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso «volver a la política con mayúsculas», «volar alto» y «abrir la puerta a la grandeza».

Además, reivindicó para la vida política española los valores de «consenso y sentido del límite» que permitieron aprobar la Carta Magna. Pese a no ser «un mito intocable», dijo notar que esta ley ha permitido «los 30 años de mayor progreso en todos los órdenes que hayamos podido tener en la historia de España».