El Gobierno logró ayer salvar los Presupuestos Generales del Estado para 2008, los últimos de esta legislatura, al conseguir que el pleno del Congreso levantase, con seis votos más de los necesarios para lograr mayoría absoluta, el veto al proyecto de ley procedente del Senado. Fueron 182 votos, del PSOE, PNV, IU-ICV, BNG, Nueva Canarias, Chunta Aragonesista y del ex diputado del PP Joaquín Calomarde, los que votaron a favor de estas cuentas, frente a los 165 diputados que apoyaron el veto procedente del Senado, los representantes del PP, CiU, ERC, Coalición Canaria, Eusko Alkartasuna y Nafarroa Bai.
En el debate, el vicepresidente segundo, Pedro Solbes, reclamó los apoyos suficientes para que las cuentas salieran adelante porque, advirtió, de no ser así se «hurtaría» a los ciudadanos las mejoras que contienen. Convergència i Unió, promotora del veto que se aprobó en el Senado, insistió en defender su postura por «coherencia», y por entender que estas cuentas «no son buenas para Cataluña» y «evitan» que esta comunidad se lleve 1.500 millones más que, según este partido, debería tener en inversiones.
Para el diputado de CiU Jordi Vilajoana, los presupuestos de 2008 deben devolverse -y prorrogarse los de este año- por «responsabilidad» y para defender «los intereses de Catalunya y del conjunto de España», y ha de ser el nuevo Gobierno que salga de las elecciones de marzo el que apruebe unas cuentas nuevas. ERC mantuvo también su apoyo al veto porque, según su diputado Joan Puig, los presupuestos no contienen «suficientes» garantías de que se van a cumplir las inversiones que prevén para Catalunya.
Al haber producido un veto en el Senado y no poder introducirse allí enmiendas, los presupuestos que hoy ha aprobado el Congreso son los mismos que salieron de esta Cámara, por lo que no se ha podido corregir un desajuste contable de unos 200 millones. Según fuentes del Ministerio ese desajuste no implica que falte dinero, sino que hay algunas partidas que no están «correctamente articuladas», como el Fondo de Inmigración, aunque todos los compromisos se cumplirán y el Gobierno irá ajustando a medida que ejecute el presupuesto.
El presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, reivindicó ayer su «independencia y autonomía de decisión» en un breve discurso con el que dio por concluida la VIII Legislatura de la democracia y en el cual dio las gracias y también pidió perdón a los diputados de todos los grupos parlamentarios, que acogieron sus palabras con una ovación.
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