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El gobernador del Banco de España, Miguel Àngel Fernández Ordóñez, señaló ayer que ve con «moderada preocupación» el incremento de la morosidad en España y advirtió que ésta seguramente seguirá creciendo en el futuro. Aun así, el máximo responsable del organismo económico español se muestra contrario a la adoptación de medidas proteccionistas para hacer frente a esta crisis. Eso sí, advierte al Gobierno que el superávit podría desaparecer el próximo año si no se toman medidas de carácter estructural en los mercados que mejoren el grado de competencia en nuestro país.

Miguel Àngel Fernández Ordóñez, que participó en el XV Encuentro del Sector Financiero, organizado por Deloitte y ABC, aseguró que el superávit fiscal «podría casi desaparecer» en 2009 como consecuencia de la situación macroeconómica, y resaltó la importancia de adoptar medidas y reformas de carácter estructural en los mercados de productos que mejoren el grado de competencia.

Fernández Ordóñez resaltó la importancia de que se pongan en práctica los mecanismos con los que cuenta el presupuesto público, conocidos como los estabilizadores automáticos, que podrían compensar las oscilaciones cíclicas.

No obstante, el gobernador de Banco de España, Miguel Àngel Fernández Ordóñez, consideró que es un «error» adoptar medidas proteccionistas para hacer frente a la desaceleración económica. En su opinión, «el proteccionismo solicitado (por el vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes) podría acabar reduciendo la tasa de crecimiento».

El gobernador del Banco de España recordó que en España se habían alcanzado niveles «excepcionalmente bajos» en la morosidad, por lo que era perfectamente previsible que se produjera un crecimiento de la misma en los próximos meses.

Según explicó Fernández Ordóñez, en España existen prácticas financieras que tienden a limitar el alcance de esta fuente de riesgo, como el hecho de que el incumplimiento por parte de las familias de sus obligaciones de pago derivadas de las hipotecas tienda a ocurrir sólo en condiciones realmente extremas.

No obstante, resaltó que los motivos de preocupación podrían «ser mayores en el caso de los préstamos destinados a la promoción inmobiliaria».