Vista de los juzgados de la localidad guipuzcoana de Tolosa donde ayer la banda terrorista ETA colocó una bomba. Foto: VINCENT WEST/REUTERS

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EFE-TOLOSA (GUIPÚZCOA)

ETA continuó en la madrugada de ayer su escalada de atentados con la colocación de una bomba de cinco kilos de explosivos en los juzgados de Tolosa (Guipúzcoa) que sufrió importantes daños, al igual que numerosos edificios, viviendas y vehículos aparcados en las cercanías. Esta acción terrorista tuvo lugar doce días después de la muerte del militar Luis Conde de la Cruz en la explosión de un coche bomba, colocado la madrugada del 22 de septiembre frente al Patronato Militar Virgen del Puerto de Santoña (Cantabria), que también causó heridas a otras seis personas.

Un día antes, ETA había atentado con otro coche bomba contra la sede de la Caja Vital en Vitoria, sin que se produjeran víctimas, y esa misma noche otro vehículo bomba explosionó delante de la comisaría de la policía vasca en Ondarroa (Vizcaya) ocasionando siete heridos, ninguno de gravedad. El artefacto de la madrugada de ayer no provocó víctimas, aunque alguna persona tuvo que ser atendida de dolor de oídos y un guarda de seguridad, que se encontraba en el interior de los juzgados, salvó la vida «de milagro» al abandonarlos instantes antes de la deflagración.

La bomba sí ocasionó cuantiosos desperfectos, la mayoría de ellos en el Palacio de Justicia que sufrió la rotura de todos sus cristales y en una de cuyas fachadas se abrió un agujero de unos tres metros de diámetro. El consejero vasco de Justicia, Joseba Azkarraga, explicó en el lugar de los hechos que la parte del inmueble más afectada fue la dedicada a atención al público, aunque también se produjeron daños importantes en el primer piso, donde se encuentran la biblioteca y el despacho de una juez.

El artefacto ocasionó destrozos asimismo en algunos bloques de viviendas y construcciones próximas, como el ambulatorio, y produjo daños en una veintena de vehículos, además de derribar un muro de unos diez metros de largo situado junto a los juzgados, cuyos alrededores quedaron sembrados de cristales y cascotes.

Según fuentes de la investigación, la bomba se encontraba oculta dentro de una mochila que dos individuos depositaron sobre las 00:15 horas en el suelo, junto a la pared de la fachada del edificio judicial, situado en la plaza San Juan Arramale.