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El arresto ayer en Francia del dirigente etarra que puso fin a la tregua, Garikoitz Aspiazu, «Txeroki», ha supuesto un duro golpe para la banda, que en sólo seis meses ha visto caer a sus jefes político y militar. Desde el atentado del 30 de diciembre de 2006 contra la Terminal 4 de Barajas, con el que se puso fin al alto el fuego, la captura de «Txeroki» se había convertido en una prioridad para las Fuerzas de Seguridad, que han conseguido llegar hasta él combinando los viejos métodos de investigación con las últimas tecnologías.

Así, la pista final que ha conducido hasta el escondite de Aspiazu ha sido el seguimiento de un vehículo robado hace unas semanas en Francia -concretamente un Peugeot 207- al que los terroristas habían colocado placas de matrícula falsas que despertaron las sospechas de los equipos conjuntos de investigación hispano-franceses constituidos el pasado mes de enero. El usuario de ese vehículo no era otro que el propio «Txeroki», al que la Guardia Civil, según informaron ayer fuentes de la investigación, seguía la pista desde hace varias semanas gracias a dos cuentas de correo electrónico facilitadas al instituto armado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, confirmó la participación de los servicios de inteligencia en la operación, así como el hecho de que los etarras se comunican habitualmente mediante el correo electrónico desde cibercafés. La captura de «Txeroki», además, se ha producido cuando está a punto de cumplirse un año del asesinato en la localidad francesa de Capbreton de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, una acción en la que pudo intervenir el propio Aspiazu, según el testimonio de dos presuntos miembros del «comando Nafarroa» de ETA detenidos recientemente.

De hecho, en la operación que ha permitido su detención y la de la también presunta miembro de ETA Leire López Zurutuza en Cauterets, cerca de la localidad pirenaica de Lourdes y de la frontera española, han participado agentes del Grupo de Apoyo Operativo (GAO) al que pertenecían los dos asesinados. Aspiazu y López Zurutuza -que perteneció al «comando Zapa»- ocupaban una vivienda en la que la Policía francesa ha encontrado dos pistolas, dos ordenadores, material informático, documentos de identidad falsos británicos, franceses y españoles, una peluca -que utilizaba «Txeroki»- y algo más de 3.000 euros en efectivo.

En una comparecencia en la sede de su Ministerio, Rubalcaba desveló que una de las misiones de los equipos conjuntos de investigación hispano-franceses constituidos el pasado mes de enero es seguir el rastro de los vehículos robados en Francia y añadió el detalle que el coche que conducía «Txeroki», «robado hace unas semanas», tenía matrículas «de otro tiempo».

El dirigente etarra, que según la ministra francesa del Interior, Michele Alliot-Marie, será entregado a España, tiene 22 causas pendientes en la Audiencia Nacional como autor material o como inductor, entre ellas las de los atentados de Capbreton y de la T-4. La detención de «Txeroki» seis meses después del arresto en Burdeos del jefe del aparato político de la banda, Francisco Javier López Peña, «Thierry», ahonda la situación de debilidad de ETA.

La vivienda en la que fueron detenidos en Cauterets el jefe de los comandos de ETA y Leire López Zurutuza fue alquilada el jueves pasado para una estancia de una semana. Rubalcaba aseguró que en todas esas operaciones policiales aparecía siempre el nombre de «Txeroki», el responsable de todos los comandos en este tiempo y el que «ordenaba todos y cada uno de los atentados».