El presidente Zapatero intervino ayer en una jornada organizada por Economist Conferences. Foto: CHEMA MOYA/EFE

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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, descartó ayer de plano que el Estado o la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) vayan a adquirir los títulos que Sacyr-Vallehermoso tiene de Repsol (un 29,9% de su capital) para cortarle el paso a la rusa Lukoil. «Descreo del proteccionismo, que es un factor de retroceso para el progreso de los pueblos», proclamó el jefe del Ejecutivo. Mientras, el líder del PP, Mariano Rajoy, acusó al Gobierno de haber «despejado el camino» a la constructora para entrar en el capital de la petrolera, en una ofensiva política en la que su partido ha reclamado la comparecencia de los responsables de la Comisión Nacional de la Energía, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Instituto de Crédito Oficial.

Mientras Repsol sigue en el centro de la actualidad política nacional, Sacyr-Vallehermoso se derrumbaba ayer un 8,05% en bolsa ante los rumores sobre las supuestas dificultades a las que se enfrenta la rusa Lukoil para comprar su participación en la petrolera española. Informaciones que ayer también apuntaban a cierto desencuentro en las filas socialistas respecto a qué acciones tomar en este asunto: algunos destacados miembros del PSOE creen que el Gobierno debería adquirir el paquete de acciones de Sacyr en Repsol antes que permitir que se venda a Lukoil, toda vez que se trata de un sector estratégico. Zapatero rechazó esta posibilidad.

Varios diputados del PSOE son partidarios de que el Estado intervenga en Repsol, «aunque sea temporalmente», para evitar su compra por parte de la empresa rusa Lukoil y para conseguir que su capital siga estando en manos españolas.

Una opinión que comparte una parte del grupo socialista, que se reunió ayer a puerta cerrada en el Congreso. El diputado socialista por Madrid Manuel de la Rocha intervino en la reunión de grupo para sugerir la posibilidad de que, dado que Repsol es una empresa estratégica, «habría que empezar a plantearse que fuera el propio Estado el que intervenga, aunque sea temporalmente». Otros diputados respaldaron su opinión.