El presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, explicó ayer que el texto consagra como «éticamente correcta» la sedación en la agonía ante síntomas refractarios así como la limitación del esfuerzo terapéutico, mientras que «rechaza la eutanasia» para causar intencionadamente la muerte del paciente.
El artículo 36 indica que «el médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que sea posible», pero agrega que «cuando no lo sea, permanece la obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir su bienestar, aun cuando de ello pudiera derivarse un acortamiento de la vida».
«El reconocimiento de la objeción de conciencia del médico es un presupuesto imprescindible para garantizar la libertad e independencia de su ejercicio profesional», reza el articulado, donde se añade que «no es admisible una objeción de conciencia colectiva o institucional», añade.
La deontología médica ratifica, una vez más, la obligatoriedad del galeno de defender la vida «desde la concepción hasta la muerte», y advierte, a aquellos que se opongan al aborto, que eso no les exime «del deber de informar» a las pacientes.
El dopaje deportivo también se estrena en este código, al considerar que «no es aceptable deontológicamente que el médico contribuya de forma fraudulenta a la mejora del rendimiento del deportista».
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