Adolfo Suárez, leyendo nuestro diario. | ultimahora.es

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Adolfo Suárez, desde el 15 de agosto de 1977, en que embarcó en el Club de Mar a bordo del Brissette para iniciar las vacaciones de verano, tras casi un año como presidente del Gobierno –tomó posesión de este cargo en julio del año anterior–, hasta el fallecimiento de su esposa, Amparo Illana, en 2001, ha estado muy vinculado con Mallorca. Incluso tuvo casa propia en Palma, que edificó en la zona alta de Son Vida sobre unos terrenos que compró a Matthias Khün y en la que tuvo mucho que ver, en cuanto a su construcción y decoración, el interiorista Toni Obrador.


El 14 de agosto de 1977 llegó a Palma Adolfo Suárez con su esposa, Amparo, y el vicepresidente de su gabinete Abril Martorell, acompañado de la suya. Mientras estos se dirigían al Club de Mar, donde les aguardaba el Brissette, un barco de unos 30 metros con una tripulación de cinco personas y dos camareras, casi todos de nacionalidad inglesa, Suárez llegaba a Marivent, donde se entrevistaba con el Rey, improvisando, casi ya de madrugada, la primera rueda de prensa que dio en Mallorca. Al día siguiente, los dos matrimonios a bordo del yate zarpaban del Club de Mar poniendo rumbo a Ciutadella donde un día después coincidirían con el Rey y su familia, que llegaron con el recién estrenado Fortuna, regalo del heredero del príncipe heredero de Arabia Saudí, y que don Juan Carlos había presentado a los medios de comunicación días antes, en Portopí, teniendo como invitados en Marivent a los grandes duques de Luxemburgo.
Por espacio de una semana, Suárez y sus invitados estuvieron navegando por aguas del Archipiélago, siendo avistados en las zonas del Port d’Alcúdia, Sóller y Port d’Andratx. Y en una partida de tenis que disputó en las pistas del hotel Formentor.

La dimisión

Años después de haber dejado la Presidencia del Gobierno, regresó a Palma, ahora como simple diputado de CDS, partido que había fundado tras dimitir como presidente de UCD, hecho que acaeció en el congreso que este partido había convocado en el Auditorium de Palma. En esta ocasión, llegó a bordo del Idus de Marzo, un velero con que el hotelero Guillermo Cryns había alcanzado años antes la Antártida. El Idus de Marzo quedó amarrado en el muelle que hay frente al Auditòrium.

Como hemos dicho, hasta el fallecimiento de su esposa, Amparo Illana, la familia Suárez pasaría largas temporadas en Mallorca, sobre todo en verano. Si mal no recordamos, su primera larga estancia la tuvo en el hotel Son Vida, seguida de otra en el hotel Formentor. Luego, en veranos siguientes, cambió el hotel por la casa, alquilándolas en el Port d’Andratx y Son Vida, donde, al tercer año adquirió unos terrenos y se construyó la suya, casa grande, con un gran patio en su centro, de color frambuesa.

Adolfo Suárez, que aprendió a jugar a golf en Mallorca, convirtiéndose en un más que discreto jugador –en verano, para jugar, solía vestir pantalón corto oscuro y nicky blanco– era de los primeros ilustres veraneantes en llegar a Mallorca, y como no llegaba la familia al completo, sino que lo hacía de forma escalonada, le sorprendía ver costantemente a la prensa merodeando por los lugares donde vivía. «¿Pero, otra vez por aquí señores? Si ayer, cuando llegó mi hijo ya estaban aquí, y anteayer, cuando llegamos nosotros, también...», nos reprochaba con exquisita amabilidad. «Pues cuando mañana, o pasado, lleguen los demás, aquí nos tendrá, señor presidente», le decíamos. Y así un año, y otro, y otro. Siempre con la sorpresa registrada en su rostro, jamás sin un mal gesto.

La última imagen que conservamos en nuestra retina de Adolfo Suárez y Amparo Illana en Mallorca fue la de aquella tarde de otoño del 2000, cuando ella ya estaba muy enferma. Los vimos pasear por el Paseo Marítimo, frente a la Seu de Mallorca. Ella iba en silla de ruedas, y él, en silencio, tirando de esta. Es una imagen dura, tanto como tierna, permaneciendo juntos hasta el final. Seguro que hace unas horas que se han reencontrado.