El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante la manifestación convocada por la Mesa por la Democracia para pedir la libertad de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. | Efe

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El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado este sábado que pedirá al Parlament que celebre un pleno para decidir sobre el «intento de liquidar» el autogobierno catalán, que ha definido como «el peor ataque a las instituciones» democráticas de Cataluña desde los tiempos de Franco.

Desde el Palau de la Generalitat, Puigdemont ha leído una declaración institucional en respuesta a las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros, que en virtud del artículo 155 de la Constitución planteará al Senado cesar a todo el ejecutivo catalán, limitar las funciones del Parlament y que el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, asuma las competencias para convocar elecciones catalanas en seis meses.

Puigdemont ha evitado referirse a la «declaración formal de la independencia» que, en su última carta a Rajoy, anunció que podría votar el Parlament si se rechazaba abrir un diálogo, pero sí ha hecho un llamamiento a la cámara catalana a decidir los próximos pasos a dar.

El presidente de la Generalitat ha dicho ser «consciente» de la «amenaza que pesa sobre todo el pueblo de Cataluña si el Estado perpetra su propósito liquidador». «Nos hemos de conjurar para volver a defender nuestras instituciones como hemos hecho siempre, de manera pacífica y civilizada, pero cargados de dignidad y de razones», ha señalado.

Por ello, ha anunciado: «Pediré al Parlament que fije la convocatoria de una sesión plenaria donde los representantes de la soberanía ciudadana, los escogidos por los votos de los ciudadanos, debatamos y decidamos sobre el intento de liquidar nuestro autogobierno y nuestra democracia y actuemos en consecuencia».

Según Puigdemont, «la humillación que pretende el Gobierno español haciéndose tutor de toda la vida pública catalana, desde el Govern hasta los medios de comunicación públicos, es incompatible con una actitud democrática y se sitúa fuera del estado de derecho», porque implica «una forma de gobierno no escogida por los ciudadanos y sin una mayoría parlamentaria que lo avale».

Puigdemont ha tildado a Rajoy de «caudillo» cuando ha recordado que lideró una «infame recogida de firmas contra Cataluña» en pleno debate sobre el Estatut de 2006, que acabó siendo recortado con una «vergonzosa sentencia del Tribunal Constitucional».

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«Sin pasar por las urnas, con un apoyo escaso y en contra de la voluntad de la mayoría, el Gobierno de Mariano Rajoy quiere nombrar un directorio para que teledirija desde Madrid la vida de Cataluña», ha denunciado Puigdemont, que ha lamentado que todas sus propuestas de «diálogo» dirigidas al Estado han tenido «el silencio o la represión» como respuesta.

Hoy, ha agregado, el Gobierno central, con el «apoyo» de socialistas y Ciudadanos, ha dado un «portazo al clamor» por el diálogo y ha «emprendido el peor ataque a las instituciones y al pueblo de Cataluña desde los decretos del dictador militar Francisco Franco aboliendo la Generalitat».

Para Puigdemont, el Gobierno de Rajoy, «menospreciando la voluntad popular» expresada en las elecciones catalanas de 2015, se ha «autoproclamado de manera ilegítima el representante de la voluntad de los catalanes».

Puigdemont ha recordado que «la Generalitat no es una institución que nazca con la Constitución española actual», aunque «no es la primera vez que, también con el concurso del Rey, las instituciones catalanas reciben un golpe por parte del Estado español con tal de rebajarlas, reorientarlas o directamente suprimirlas». Pero cada vez, ha dicho, el pueblo catalán «se ha sobrepuesto más fuerte y más determinado» para alcanzar «más cotas de autogobierno».

Puigdemont ha utilizado también el castellano para dirigir un «mensaje a los demócratas españoles», a quienes ha advertido de que «lo que se está haciendo con Cataluña es directamente un ataque a la democracia que abre la puerta a otros abusos de la misma índole en cualquier parte, no sólo en Cataluña».

«Criminalizar al disidente, negar la realidad y alzar muros de legalidades ante las ventanas de la voluntad ciudadana. Si triunfa todo eso, el daño a la democracia y por lo tanto a los ciudadanos será muy severo y comportará un retroceso monumental. No debemos permitir que eso ocurra», ha subrayado.

También ha querido dirigirse en inglés al conjunto de ciudadanos europeos para alertar de que «si los valores fundacionales europeos están en riesgo en Cataluña, también lo estarán en Europa» y afirmar que «decidir democráticamente el futuro de una nación no es un crimen».