Así lo ha relatado este jueves el propio agente del Instituto Armado durante su declaración en calidad de testigo en el juicio por el proceso independentista en Cataluña, donde a preguntas del fiscal Jaime Moreno ha explicado su experiencia en los registros que se produjeron ese día en varias sedes oficiales de la Generalitat y domicilios de exdirigentes como Sutrias.
Según el guardia civil, el registro en la vivienda del exsecretario de Patrimonio comenzó antes del amanecer del 20-S y a esa hora aún no había nadie en las inmediaciones, pero a lo largo de la mañana se fueron concentrando personas hasta llegar a varias decenas, aunque estaban «en actitud pacífica». Aún así, el equipo de la comisión judicial contactó con sus superiores para informar de la situación y solicitar apoyo para poder salir.
Aunque en el exterior había efectivos de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra, pasadas las dos de la tarde decidieron empezar a salir por tandas. «Hablando con el jefe del dispositivo de seguridad para ver cómo organizábamos la salida, decidimos que la secretaria y yo saliéramos como inquilinos del bloque, como pareja. Hacernos pasar por unos vecinos», ha contado el agente.
De este modo, ha continuado, ninguna persona de las concentradas les identificó como participantes en el registro del domicilio de Sutrias, por lo que salieron del portal y se fueron andando hasta un coche que el agente había aparcado a unos 300 metros de allí. Sí que ha destacado que un joven les «siguió» y les «estuvo grabando», pero el testigo no cree que les relacionase con la comisión judicial.
Este agente de la Benemérita -que como sus predecesores ha comparecido sin ser enfocado por las cámaras- ha asegurado que los Mossos hicieron «un buen trabajo» en la concentración de la vivienda de Sutrias, lo que permitió que el resto de miembros de la comisión judicial pudiesen salir de allí «escalonadamente». Tampoco escuchó insultos ni que «la gente estuviese excitada en exceso como había pasado en otros sitios».
Por la tarde, el guardia civil también participó en el registro del despacho de Sutrias. Allí sí que vio más gente concentrada, «unas 200 personas» que proferían gritos e insultos, aunque ha manifestado que la operación judicial se llevó a cabo de forma «normal».
Asimismo, ha explicado que cuando llegó fue directamente al aparcamiento del edificio para poder estacionar el coche. El fiscal ha querido saber si lo hizo advertido por sus compañeros por motivos de seguridad, a lo que ha contestado afirmativamente, si bien inmediatamente después el agente ha remarcado que tampoco había otro lugar para dejar el vehículo, ya que la Secretaría de Patrimonio se encuentra en una zona de Barcelona donde «no hay sitio para aparcar».
A diferencia de este agente, cuyo testimonio no ha denotado que viviera momentos de tensión aquel 20 de septiembre, el cabo que ha declarado con anterioridad sí ha explicado que la salida del despacho de Sutrias fue algo atropellada, ya que algunos concentrados se percataron de que en el coche que salía del aparcamiento iban miembros de la comitiva judicial.
«En principio no se dieron cuenta, pero alguno después golpeó en el capó; pero más allá de eso, nada más. Miraban dentro del coche. Naturalmente íbamos lo más discretos posible», sobre todo después de que la secretaria judicial de ese registro les relatara lo ocurrido en la Consejería de Exteriores, donde sí que hubo agresiones a varios agentes, ha subrayado.
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