El vehículo, que en parte de los tramos ha sido dirigido por un conductor que supervisaba las operaciones, ha dejado perplejos a los usuarios de este al circular por algunos tramos –principalmente líneas rectas y curvas poco pronunciadas- de manera autónoma, sin que hubiera ningún contacto con el volante y los pedales.
El autobús circula a una velocidad máxima de 18 kilómetros por hora –aunque «puede alcanzar mayor velocidad»- y, al ser 100% eléctrico, es «mucho más silencioso» que un vehículo de motor, ha señalado el gerente de operaciones de la división sur de la empresa Avanza, José María Sanabria.
La iniciativa -denominada AutoMost-, que ha recibido una financiación de 9 millones de euros, no está pensada para un uso comercial inmediato, ya que se encuentra en una fase de investigación y aprendizaje. Sin embargo, han sido los ciudadanos españoles los primeros en poder «testear» esta tecnología.
Está financiada por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CTDI) a través del programa CIEN, en el que ha participado Avanza, primer operador privado de transporte público por carretera, como operador junto con otros 11 socios.
El autobús ha partido a las 10.30 horas desde el puerto marítimo y se ha dirigido al Paseo del Parque de la ciudad malagueña, un recorrido que se había pensado para transportar a los cruceristas que desembarcaran en Málaga hasta el centro urbano, aunque la pandemia trastocó estos planes inicialmente previstos.
Esta prueba ha sido la primera experiencia en Europa con un autobús sin conductor con interacción real con la ciudad y vehículos, peatones, ciclistas o infraestructuras como semáforos y señales, ya que, anteriormente, se había probado en lugares como polígonos industriales o universidades.
El director de proyectos del centro tecnológico Tecnalia, Jesús Murgoitio, ha manifestado que existe la «necesidad» de automatizar «cada vez más» los sistemas inteligentes de transporte y este autobús recopila una serie de tecnologías que ya existen y las integra en el vehículo.
Estas tecnologías permiten observar en qué posición está el autobús –con cámaras de visión y GPS-, conocer qué objetos hay alrededor de él para indicarle dónde están los peatones o cualquier otro tipo de obstáculo, además de comunicarse con elementos de infraestructura como semáforos.
«Legalmente no se puede prescindir del conductor», relata Murgoitio, por lo que este evalúa las situaciones que ocurren y cómo responde el vehículo en los tramos en los que hay conducción autónoma, mientras que en otros lo hace de manera semi-autónoma, ya que el chófer lleva el volante, pero el vehículo se frena ante semáforos en rojo.
Para los usuarios de este autobús eléctrico no hay muchas diferencias estéticas respecto a los de motor, salvo una serie de pantallas tras la silla del conductor, donde se puede observar lo que ven las cámaras, además de unos códigos que el vehículo procesa en circulación, es decir, sus ojos y su mente.
Una de las usuarias, Ana Belén Márquez, ha señalado que la conducción autónoma del autobús «impresiona», ya que «gira solo» y «frena bastante bien» cuando detecta «lo más mínimo», aunque opina que debe tener "más tacto" a la hora de detenerse y que «todavía nos queda» para poder ir de forma autónoma durante todo el trayecto.
2 comentarios
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Otra prueba mas de la necesidad para implantar la Renta Básica Universal. Mientras tanto algunos hablando de trabajar mas. Me imagino que a estas alturas es casi como hablar de esclavitud. Sociedad atascada en el viejo sistema agotado, no quieren empezar a implantar el nuevo y gracias a ellos aparecen los monstruos.
Espero que no pase como el metro de Dinamarca que ya funciona sin conductor pero ojo sin nadie en la cabina, el metro pase, pero un autobús sin nadie no me fio