Entervista a la regidora de Justicia Social, Feminisme i LGTBI del Ajuntament de Palma. | Jaume Morey

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Número dos de Podemos en Palma, Sonia Vivas (Barcelona, 1978) es exjefa de la Unidad de Delitos de Odio de la Policía Local de Palma y en el año 2016 denunció a varios compañeros por el acoso homófobo que sufrió tras entrar en la Unidad de Policía Motorizada, así como buena parte de la trama de corrupción policial. Hoy tiene en sus manos la Regidoria de Justícia Social, Feminisme i LGTBI del Ajuntament de Palma.

¿Por qué entró en política?
—La verdad es que la política se cruzó en mi camino: se me hizo una invitación a participar en el proyecto de Podemos y decidí que podía ser una buena opción para contribuir a transformar cosas.

Si solo pudiera cumplir uno de los objetivos, ¿cuál sería?
—El objetivo prioritario es llegar a la gente y transformar la idea que se tiene del feminismo, conseguir que a la hora de la cena o de la comida las familias hablen sobre el feminismo y entiendan que estamos hablando de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. La palabra se ha demonizado y descargado de contenido a propósito porque el feminismo es la verdadera transformación de la sociedad. Es una lucha ideológica que se dará siempre.

Cada vez parece que hay más denuncias y más ‘manadas'...
—Siempre han estado, lo que pasa es que ahora se está denunciando más porque hay toda una sociedad que está diciendo que la violencia no es de género, es violencia machista y que se nos selecciona porque somos mujeres, para ejercer sobre nosotras violencias concretas. Las ‘manadas' lo que ponen de relieve es el obtener el placer a partir del sometimiento de la mujer y eso está ligado al porno, a que los niños y niñas con 8 y 9 años tengan acceso a contenidos pornográficos y piensen que esa es la manera de relacionarse en la vida real.

¿Le preocupa la presencia de Vox por primera vez en Cort?
—La presencia no porque entiendo que están ahí porque los ha votado la gente, pero me preocupa el nivel de subsuelo al que nos vamos a ver abocados a la hora de según qué debates. Esta formación tiene una concepción tan simplista de lo que son los fenómenos globales que, claro, debatir con ellos es difícil porque no entienden que las cosas son estructurales, que tienen raíces, que todo atiende a unas lógicas que no son tan sencillas. Cuando tú lo ves claro pero ellos lanzan estos mensajes tan básicos y no tienen ninguna intención de ampliar esa mira, pues el debate va a ser de nivel de subsuelo.

Con las competencias que tiene el Ajuntament, ¿qué planes tiene para conseguir su objetivo?
—Va a haber mucha pedagogía y aunque el área no es muy grande se mueven unos 9 millones de presupuesto al año. Las campañas si se hacen bien pueden ayudar a esa tranformación.

Su área es de justicia social, un nombre bastante ambicioso
—Es un área clave. Quiero hablar, por ejemplo, de las personas sin hogar, de su realidad. Es un área muy transversal, desde el tema LGTBI también queremos atender a los delitos de odio. El nombre de la regiduría no contiene todo lo que abarca porque llevo también juventud, prostitución, género, personas mayores, agresores ... Y justicia social es una forma de englobar todo esto.

¿Dará continuidad a programas del anterior regidor del área?
—Claro, en especial a la campaña ‘No i punt', que ha funcionado muy bien y lo extenderemos a otros ámbitos.

¿Se planteó reclamar el área de Seguretat Ciutadana?
—A ver, yo soy policía, y claro que me hubiera gustado pero en un contexto distinto. Hoy por hoy no era viable, aunque eso no quita que vayamos a impulsar también planes pedagógicos y de formación en la policía sobre temas como el feminismo.

¿Ha escrito un libro sobre su experiencia en la policía?
—Sí, sale el 10 de octubre e incluye un manual de autodefensa feminista.