La plaza Serralta es el corazón del barrio de Camp d'en Serralta, el único lugar de la zona donde los niños pueden jugar, y también su principal foco de problemas. Los vecinos aseguran que «a ciertas horas es mejor no pasar por ahí»; los botellones nocturnos y las peleas, sobre todo en verano, generan ruido y malestar entre los residentes; y una de tantas sucursales bancarias okupadas, casi una plaga en la barriada, está ahí mismo. A nadie le extraña que cualquier día vuelva a suceder el mismo incidente que estas Navidades se produjo en otra oficina bancaria, situada en la confluencia de la calle Ramiro de Maeztu con Sant Ferran, cuando la Policía Nacional tuvo que irrumpir para sofocar un fuego iniciado por okupas.
Por eso, la asociación de vecinos Som Serralta pide al Consistorio palmesano más vigilancia, en especial de noche, así como peatonalizar los dos lados de la plaza por los que todavía pueden circular vehículos, y hacerla segura para los más pequeños, creando un gran eje cívico desde la calle Rodríguez Arias hasta la calle Bellet. «Supondría oxigenar una barriada densamente poblada, generar espacios de convivencia, reducir las emisiones y, en definitiva, contribuir a la creación de una ciudad más amable», reclama Francesca Campana, presidenta de Son Serralta.
En este sentido, Campana señala que «desde la entidad vecinal trabajamos para impulsar la movilidad sostenible, fomentando el uso de la bicicleta -apunta Francesca Campana, presidenta de Son Serralta-. Por eso hemos organizado ya talleres para arreglar bicicletas, incluso cursos para dinamizar su uso entre los más mayores. Un eje cívico así sería un paso adelante importante», enumera.
Otro de los grandes proyectos de esta asociación vecinal pasa por recuperar la vida de barrio y el orgullo de sentirse serraltí. «Antes, cada calle de Camp d'en Serralta tenía su tienda de toda la vida, el entorno era más familiar. Sé que es difícil, pero intentamos recuperar la identidad del barrio y el orgullo de vivir en él. Para eso iniciamos una campaña, a finales de octubre del año pasado, repartiendo banderolas para colgar en los balcones con el lema Orgull Serraltí, que todavía pende de muchas ventanas», apunta orgulloso Juanjo Juan, miembro de la asociación y un enamorado de la zona y su historia.
El nombre de Camp d'en Serralta proviene de una finca que existió sobre lo que ahora son los terrenos de la barriada, que fue adquirida en 1547 por Francisco Serralta. Y el barrio como tal nació a la sombra de la industria textil de Palma a mediados del siglo XIX, en 1871 para ser exactos, de manos de Nicolau Brondo, para dar cobijo a los trabajadores de esta y otras industrias similares. Dado el carácter de plaza fuerte de la ciudad, los nuevos barrios debían situarse a 1.250 metros de la muralla que rodeaba la ciudad. Entre estos, se hallaba el Camp d'en Serralta, con un curioso trazado urbano reticular con manzanas cerradas longitudinales y una plaza en el centro, que nació como continuidad del barrio de Santa Catalina, urbanizado unos años antes.
Con más de 14.000 residentes, Camp d'en Serralta es uno de los barrios más poblados de Palma, con todos los problemas que eso conlleva para una zona de estas características. En el siglo XIX presentaba viviendas de planta baja, de carácter popular, o viviendas de planta y un piso, pero con los años, la tónica ha pegado un giro. Alerta de este cambio de tendencia la asociación vecinal: «Las plantas bajas están en peligro de extinción en Camp d'en Serralta. Con la densidad de población que tenemos, no dejan de construir viviendas plurifamiliares», lamenta Juanjo Juan, miembro de Son Serralta.
Con tanta densidad de población, otra preocupación de los vecinos es la falta de espacios culturales, equipamientos deportivos y de zonas verdes. Durante años, una de las reivindicaciones de la barriada pasaba porque la antigua escuela, situada en la calle Lope de Vega, y clausurada durante décadas por aluminosis, se utilizara como zona deportiva; lamentablemente, los planes han sido otros. Pronto comenzarán las obras de 25 viviendas de Ibavi, que se concederán en régimen de alquiler, y que se destinarán a colectivos con ciertas necesidades, como pueden ser personas mayores o jóvenes. «Una oportunidad perdida», lamentan los residentes.
Y otro problema crónico es el aparcamiento. «Aquí viene a dejar el coche toda la gente que trabaja en el centro. Ya hemos solicitado al Consistorio palmesano que convierta en zona ORA nuestras calles, por el momento solo hemos sacado en claro que 'lo valorarán'. Por eso siempre decimos que en este barrio que 'quien tiene un aparcamiento, tiene un tesoro'», dice con sorna Francesca Campana. Es un hecho. Su céntrica localización atrae a muchos vehículos a sus calles, pero termina penalizando a los residentes. «No queremos ser el aparcamiento de Palma», apuntaban hace unos días los vecinos, que denuncian que pueden tardar más de 45 minutos en encontrar aparcamiento en su propio barrio.
La tendencia a la la alta densidad urbana, con edificios de muchas plantas, comenzó hace mucho, cuando estos señores ni habían nacido. La ORA una mancha de aceite en contínuo avance hacia la periferia. Cuando, por fin, enchufen la Ora a Serralta, el problema pasará a las zonas circundantes más alejadas del centro, etc etc
Esta Plaza es el resultado de meter parkings subterraneos mal pensados en la ciudad. Al final te quedan plazas de cemento sin vida y sin uso. Existen parkings subterraneos capaces de tener vegetación en encima.
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La tendencia a la la alta densidad urbana, con edificios de muchas plantas, comenzó hace mucho, cuando estos señores ni habían nacido. La ORA una mancha de aceite en contínuo avance hacia la periferia. Cuando, por fin, enchufen la Ora a Serralta, el problema pasará a las zonas circundantes más alejadas del centro, etc etc
Esta Plaza es el resultado de meter parkings subterraneos mal pensados en la ciudad. Al final te quedan plazas de cemento sin vida y sin uso. Existen parkings subterraneos capaces de tener vegetación en encima.
Pareve que estas en sud America.