Se cumplen 150 años de la creación de la Junta de Obras del Puerto de Palma. | APB

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Palma no se entiende sin su puerto, activo desde tiempos inmemoriales. Ciutat se enfrenta ahora a una de sus mayores proyectos: la conversión del Passeig Marítim en un auténtico paseo, que está previsto que se inicie a finales de año. El puerto también está de fiesta: el 16 de agosto de 1872 se creó la Junta de Obras del Puerto de Palma, un órgano de gestión propio que fue el germen de la actual Autoritat de Port de Balears. El Ministerio de Fomento, a través de la Dirección General de Obras Públicas, autorizó la creación de «una Junta que tenga a su cargo todo lo relativo a las obras de mejora del puerto de Palma». A lo largo de los años esta entidad ha ido asumiendo competencias y los puertos de Alcúdia, Eivissa, La Savina y Maó, lo que conllevó el cambió de su nombre al actual.

Jaume Ferrando fue secretario de la APB durante más de dos décadas, jefe del departamento jurídico y dedicado a temas históricos y archivísticos. «Esta orden supuso un cambio en la organización y en la gestión del puerto de Palma. Estaba un poco embullat. Y todo esto deriva del Real Consolat de Mar i Terra [una institución instalada en el actual Consolat de la Mar, sede de Presidència del Govern]. La Junta estaba al cargo de las obras de infraestructuras el puerto de Palma», dice Ferrando.

«El puerto ha sido muy importante para la economía y ha habido grandes navieras», cuenta. No en vano la bahía de Palma era utilizada por los romanos y también fue la base de comercio de Medina Mayurqa. «En el siglo XIX sobre todo había mucho crecimiento y mucho tráfico. Se transformó toda la navegación y fue toda una revolución», explica el experto.

Con la creación de esta Junta de Obras del Puerto había representantes de todos los intereses comerciales y marítimos de Palma. «Tenían recursos para hacer obras y cobrar arbitrios e impuestos. Había en aquel momento mucho comercio con América y Europa». Entre las grandes navieras de cuño mallorquín estaban Planas o Isleña Marítima. «Hay toda una historia marítima de Mallorca», cuenta Ferrando.

El exsecretario de la APB se remonta a la Edad Media, «una época de esplendor cuando ante el puerto se encontraba la muralla. Dentro de la muralla, Palma era un cosa, pero a extramuros estaba el puerto, donde había bullicio». Una ciudad aparte donde se mezclaban las draçanas (donde se construían los barcos) y los almacenes. «Palma era el centro neurálgico del Mediterráneo desde el punto de vista del comercio, del corsarismo, la cartografía (la Escuela Mallorquina era todo un referente)... Era casi la capital marítima mediterránea».

El negocio marítimo se hacía a extramuros, hasta que se sustituyeron en la época renacentista y luego ya derribadas para siempre a principios del siglo XX. Se abre así la ciudad al mar y se comunica con el puerto. «Palma miraba hacia el interior pero el puerto estaba muy unido al Mediterráneo. Era en sí mismo un estado. Había incluso una lengua propia de la marinería, la lengua franca, con palabras derivadas de diferentes lugares del área. Era otro mundo en el que habitaban grandes consignatarios y navieros en la zona baja de Palma, en la zona de la Draçana y sus calles. Pero luego había iglesias marineras, como la de Santa Cruz, Sant Joan de Malta o Sant Nicolau de Porto Pí. Y el Puig de Sant Pere y el arrabal de Santa Catalina eran cuna de muchos marineros».

Ferrando insiste en que el puerto de Palma «era incluso más importante que el de Barcelona. Nosotros estábamos en el centro del Mediterráneo, en contacto con los estados italianos como Nápoles o Génova». El puerto de Palma «además de Porto Pí, era el Moll Vell, que era de madera y se ha ido alargando con los años», dice Ferrando.

Con la llegada de la Junta de Obras del Puerto de Palma empezaron las propuestas de transformación. «Un ingeniero, Emili Pou, ya hizo un proyecto del nuevo puerto y muchos de faros, así como el muelle que está frente a La Llonja».

En el siglo XX se empiezan a suceder los proyectos de transformación como el del dique del Oeste (década de los años 40) o el Passeig Marítim «que no era un paseo sino una carretera». «La idea era unir el Moll Vell con el muelle de San Carlos. Se fue haciendo por tramos y en 1972 se desdobló. Al final se convirtió en una vía de circulación de la ciudad», cuenta Ferrando. La fisonomía de la primera línea se transformaba. «Las barcas llegaban hasta las edificaciones y Can Barbarà estaba unido al mar».

La Junta de Obras del Puerto de Palma tenía en 1872 a Mariano de Quintana como su máximo responsable. Cien años después, ostentaba el cargo de presidente Miguel Nigorra. En 2022 la presidencia recae en Francesc Antich y se enfrenta ahora a la reforma del Passeig.

El apunte

El puerto de Palma en el siglo XV, en el Retablo de Sant Jordi, de Pere Niçard

En 1488 el pintor Pere Niçard firmó el Retablo de Sant Jordi, que se conserva en el Museu Diocesà de Palma, por encargo de Rafael Moguer. Tras la imagen de Sant Jordi se representa una ciudad amurallada y con un gran castillo ante el puerto. Este paisaje urbano representaría Ciutat de Mallorca en el siglo XV, con la Almudaina, la bahía de Palma, el puerto y Porto Pí. Las dos puertas de las murallas muestran el momento de la conquista cristiana. Es la única representación del puerto en la baja Edad Media.