Turistas por las calles de Palma.

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En el trazado radial de Palma la turistificación se ha produciendo capa a capa por efecto contagio. Primero fue el turno de la costa, luego le tocó al Casc Antic y ahora se va expandiendo a las zonas más cercanas. Es el caso de Eixample, que cuenta además con la ventaja de «estar muy bien comunicado con la Plaça d’Espanya, con buses, trenes y fácil acceso al aeropuerto. Y esta ventaja es una desgracia», afirma Joan Nadal.

La preocupación cunde en la zona. Según advierte el miembro de la Asociación Palma Nord, «tenemos vecinos que se están yendo a la Península. En clase de mis hijas ya se han ido varias niñas a principios de año a la Península y nos dicen que viven mejor pagando menos alquiler. Es que todo es más barato».

Nadal muestra su preocupación: «Aquí se malvive y según el último informe sobre la juventud de Espapal, los baleares necesitan dedicar el 120 por ciento de su sueldo para acceder a una vivienda».
El drama será para la siguiente generación: «Mis hijas tendrán que irse como refugiadas climáticas o exiliadas del turismo».