Mayol ofreció a los propietarios de las vaquerías una ayuda de
cinco pesetas por litro de cuota con un tope de dos millones de
pesetas anuales por explotación. El conseller también dejó fuera de
esta línea a las ganaderías que producen más de 400.000 litros al
año, que son muchos.
Los ganaderos rechazaron esta propuesta porque «vale lo mismo
mantener una vaca en una explotación grande que en una pequeña».
Además, consideraron que «ésta no es la solución». El presidente de
la Federació Agrícola i Ramadera de Balears (FARB), Fernando
Dameto, planteó que la subvención sea idéntica para todos e incluso
propuso una cifra de tres pesetas para los grandes productores,
proponiendo una votación allí mismo.
En un clima de nerviosismo y gran tensión, Mayol dijo que aquel
no era el foro apropiado para un referéndum y negó ampliar el
abanico a todas las vaquerías porque sólo dispone de 390 millones
de pesetas. El conseller también planteó que los ganaderos que
abandonen la producción acogiéndose a la Conselleria no deberán el
dinero del «Pro-agro», pero sí quienes vendan su cuota a la
Península.
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