Representantes del GOB realizaron ayer una visita a distintos
enclaves del municipio de Calvià tanto de la costa como del
interior para poner de manifiesto «algunos ejemplos de crecimiento
turístico y urbanístico desbocado más propio de los años 60 y 70
que de finales de siglo».
El portavoz del GOB, Miquel Angel March, ante las numerosas
grúas que proliferan por la zona de Santa Ponça Nova manifestó que
«esto es un ejemplo del 'urbanismo Nájera'. Es un urbanismo salvaje
y no se puede atribuir al pasado toda la culpa del desarrollo
inmobiliario actual». Para la asociación ecologista, la costa de
Calvià es la «costa del cemento» y el Ajuntament de este municipio
no ha tomado las medidas necesarias para frenar el «crecimiento
desmesurado».
El GOB recordó que la alcaldesa Margarita Nájera colocó la
primera piedra de un nuevo hotel en Punta Prima hace varias semanas
en la primera línea del mar, «en el litoral más destrozado de
Mallorca». Para los responsables de la entidad conservacionista,
«Calvià está llegando a cotas inimaginables de construcción y
destrucción no adjudicables únicamente al pasado».
Según los ecologistas, la Agenda Local 21 propugnada desde el
Ajuntament de Calvià que defiende un crecimiento basado en la
sostenibilidad, «es sin duda un documento transcendente y
relevante, pero está perdiendo su eficacia ante el desbocado
crecimiento turístico y residencial que padece el municipio». Para
el GOB, la Agenda Local 21 está poniendo de manifiesto «la
incoherencia de un discurso que contrasta con una realidad
clara».
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