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TOMEU GARCIES Los ayuntamientos de Maria y Alaró han visto como durante el último año las arcas municipales recibían más dinero que nunca en concepto de tasas urbanísticas.

Los dos municipios experimentaron un cambio político durante la pasada legislatura pasando el PSOE a la oposición, gracias al soporte político que el PP ofreció a los cabezas de lista nacionalistas, Jaume Mestre y Josep Gomila. Ambos manifestaron desde un primer momento que serían estrictos en materia urbanística.

El incremento de los ingresos en Maria y Alaró no viene motivado por un aumento de las obras sino más bien por una «mejor» gestión. Eso defienden Mestre y Gomila.

En Alaró el Ajuntament había previsto para el año 2000 una recaudación aproximada de 25 millones de pesetas. El balance del año se cerró con 14 millones más de lo previsto. El alcalde Gomila atribuye el crecimiento a una mayor exigencia a la hora de conceder licencias, especialmente en lo que se refiere a los presupuestos de las obras.

Gomila cuenta que hasta hace poco los constructores ponían unos presupuestos muy inferiores a los reales con la finalidad de pagar menos tasas: «Les reunimos a todos y explicamos que no aceptaríamos según qué cosas como dar permisos para hacer una piscina con un presupuesto de 600.000 pesetas y lo hemos llevado a la práctica».

El caso de Maria de la Salut es todavía más espectacular si se tiene en cuenta que el Ajuntament ya ha recaudado más del triple de lo que se esperaba por licencias de obras. En el 2000, las arcas municipales ingresaron cerca de 7 millones de pesetas en este concepto de los que 6'4 millones corresponden al impuesto de construcción y el resto a una nueva tasa del 0'5% por ciento fijada por el Ajuntament.

El alcalde, Jaume Mestre ha comentado que «hasta la pasada legislatura el Ajuntament siempre recaudaba por debajo de lo previsto porque la gente no pedía licencias de obra».