Los ayuntamientos de Maria y Alaró han visto como durante el último
año las arcas municipales recibían más dinero que nunca en concepto
de tasas urbanísticas.
Los dos municipios experimentaron un cambio político durante la
pasada legislatura pasando el PSOE a la oposición, gracias al
soporte político que el PP ofreció a los cabezas de lista
nacionalistas, Jaume Mestre y Josep Gomila. Ambos manifestaron
desde un primer momento que serían estrictos en materia
urbanística.
El incremento de los ingresos en Maria y Alaró no viene motivado
por un aumento de las obras sino más bien por una «mejor» gestión.
Eso defienden Mestre y Gomila.
En Alaró el Ajuntament había previsto para el año 2000 una
recaudación aproximada de 25 millones de pesetas. El balance del
año se cerró con 14 millones más de lo previsto. El alcalde Gomila
atribuye el crecimiento a una mayor exigencia a la hora de conceder
licencias, especialmente en lo que se refiere a los presupuestos de
las obras.
Gomila cuenta que hasta hace poco los constructores ponían unos
presupuestos muy inferiores a los reales con la finalidad de pagar
menos tasas: «Les reunimos a todos y explicamos que no aceptaríamos
según qué cosas como dar permisos para hacer una piscina con un
presupuesto de 600.000 pesetas y lo hemos llevado a la
práctica».
El caso de Maria de la Salut es todavía más espectacular si se
tiene en cuenta que el Ajuntament ya ha recaudado más del triple de
lo que se esperaba por licencias de obras. En el 2000, las arcas
municipales ingresaron cerca de 7 millones de pesetas en este
concepto de los que 6'4 millones corresponden al impuesto de
construcción y el resto a una nueva tasa del 0'5% por ciento fijada
por el Ajuntament.
El alcalde, Jaume Mestre ha comentado que «hasta la pasada
legislatura el Ajuntament siempre recaudaba por debajo de lo
previsto porque la gente no pedía licencias de obra».
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