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El Ajuntament de Santa Margalida estudiará la manera de legalizar la «urbanización fantasma» que se encuentra construida junto a la finca de Santa Eulària, en Can Picafort, y solucionar así los problemas que representa. Equipo de gobierno y oposición coinciden en asegurar que «se trata de un tema de difícil solución». El origen de las casas construidas en la zona data de la década de los 80. «Desde entonces», explica el alcalde Antoni del Olmo, «han ido proliferando en la zona más edificaciones». Actualmente, algunas de estas casas, ubicadas en parcelas que van desde los 1.500 a los 3.500 metros cuadrados, carecen de electricidad y de agua corriente.

El regidor de Urbanismo, Félix Estelrich, manifiesta, por su parte, que «una posible solución sería incluir dichos terrenos como núcleo rural, una figura urbanística que se ha utilizado en diversas localidades para legalizar construcciones que se encuentran en suelo rústico no urbanizable, pero muy cerca del núcleo urbano». Esta solución pasaría, afirma Estelrich, «por dotar la zona de todos los servicios necesarios que deberían de financiar los vecinos». Según Estelrich, «algunas de estas construcciones podrían tener la cédula de habitabilidad ganada por cuestión de antigüedad».

Por otra parte, el ex alcalde y actual regidor socialista Miquel Cifre coincide al asegurar que «se trata de un problema urbanísticamente difícil de solucionar». Cifre afirma «desconocer cómo está el tema» y critica el hecho que «la revisión de las Normas Subsidiarias se encuentre paralizada desde 1997, cuando dejé la alcaldía». Según el ex alcalde, este parón «sirve para que en Can Picafort se esté construyendo de manera desenfrenada».