La inauguración de la primera fase del centro de día para las
personas mayores de Llucmajor tuvo un sabor agridulce. De un lado,
el alcalde, Lluc Tomàs, recordó los numerosos problemas que ha
padecido esta infraestructura hasta la fecha de ayer. De otro, el
centro no estará a disposición de los ciudadanos hasta después de
la primera semana de mayo, una vez solventados una serie de
cuestiones administrativas y de dotación del personal.
El acto contó con la presencia de la Conselleria de Benestar
Social, Fernanda Caro; del conseller de Presidència, Antoni
Garcies; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer, buena
representación de la Corporación y numerosos ciudadanos.
En su parlamento, el batle, definió la historia de este centro
como una «comedia dramática» por las dificultades que ha padecido y
recordó que sólo pudo comenzar a ser una realidad cuando el equipo
de gobierno popular adquirió el viejo casal de Can Clar por 60
millones. Pese a la alegría de haber concluido la primera fase,
Tomàs confesó «no estar del todo satisfecho». Caro comentó que ayer
fue un día «de felicidad pese a estar el local inacabado». «Tras un
largo proceso, ha valido la pena», dijo Cirer.
La primera fase del centro sociocultural para personas mayores
ha costado 180 millones de pesetas. Este complejo dispone de una
cafetería-comedor, biblioteca, baños adaptados, oficina de
información y recintos para prevención sanitaria y actividades
socioculturales.
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