Una parte del muro que del antiguo convento de Lloret se ha
derrumbado materialmente delante de la sorpresa y la alarma de los
vecinos. Cerca de 15 metros de pared de piedra seca se vino abajo
la pasada madrugada del domingo al lunes, precipitándose sobre una
marjada que tiene un desnivel de más de diez metros de alzada. El
derribo del muro no ocasionó ninguna víctima ni daños cuantiosos a
los vecinos, ya que las parcelas anexas son rústicas y no están
edificadas.
Por ahora se desconocen las causas que podrían haber provocado
el derribo. A todo esto, se sospecha que la base del muro ha podido
ceder empujada por las raíces de los grandes árboles que crecen en
las inmediaciones. La pared caída se corresponde con el patio del
convento de las monjas, propiedad del Obispado, y no ha afectado a
ninguna construcción importante. A pesar de todo, este incidente
pone de manifiesto el delicado estado de conservación que presenta
todo el antiguo recinto religioso y del que se ha quejado en
diferentes ocasiones el Ajuntament de Lloret. La situación es más
grave aún si se tiene en cuenta que se trata de un grupo de
inmuebles protegidos patrimonialmente.
Este conjunto de edificaciones está integrado por lo que, tiempo
atrás, fue el convento de los franciscanos, y después de los
dominicos, y que data del siglo XVII. La propiedad de los inmuebles
está repartida entre el Ajuntament de Lloret, el Obispado y
particulares. El alcalde, Joan Jaume, tenía previsto avisar ayer
mismo al Obispado de Mallorca para que sus técnicos revisen de
forma urgente la construcción. El batle afirmó que como medida de
seguridad se cerrará toda la zona por si se produjese otro
derribo.
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