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Las monjas franciscanas que hasta ahora han ofrecido sus servicios al municipio de Santanyí han dejado el pueblo para trasladarse a la Colònia de Sant Jordi (ses Salines). La falta de vocaciones y el proceso de reagrupación que experimentan las congregaciones religiosas han sido las principales causas de que las monjas dejaran el convento de Santanyí. El convento albergó, años atrás, un colegio en el que los niños realizaban sus primeros estudios. En los últimos años, una parte del inmueble se destinaba y todavía se utiliza para la educación infantil de 0 a 3 años. En la actualidad, ya sólo quedaban tres monjas en un edificio que se ha quedado grande.

El Ajuntament de Santanyí ha sabido sacar partido y aprovechar la oportunidad de poder utilizar sus dependencias para fines culturales y sociales. El alcalde, Miquel Vidal, ha explicado que «se ha llegado a un acuerdo con la orden religiosa de las Franciscanas que consiste en que el Ajuntament puede utilizar sus dependencias por un periodo de seis años, pagando 600 euros al mes».

El alcalde popular se muestra satisfecho porque a partir de día 12 de octubre, «la primera planta del edificio, en la cual hay once habitaciones, se destinará a realizar las clases que no se pueden llevar a cabo en la escuela de música, puesto que ésta se ha quedado pequeña ante la gran demanda de los cursos musicales que ha experimentado el municipio de Santanyí en los últimos años».