25/08/03 0:00
O. ARBONA/J.M.SASTRE
Hacía pocas horas que los primeros rayos de sol habían iluminado
las calles de Montuïri cuando comenzó a escucharse el sonido
deflabio, etamborino y la xeremia. Como cada año, los músicos
fueron los más madrugadores para dar la bienvenida al día de la
festividad del patrón de Montuïri. Con la Albada, los xeremiers
llamaban a la fiesta a los vecinos. Poco a poco fueron llegando los
Cossiers, el Dimoni y la Dama para realizar sus últimas danzas del
año en el día más importante.
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