Maria Antònia Oliver, bajo cuya responsabilidad está la bodega,
explicó que «nosotros somos los máximos defensores de las
variedades autóctonas, aunque creemos que debería existir más
flexibilidad en cuanto a las proporciones. Por ejemplo se exige que
para un determinado vino negro se utilice un 50 por ciento de uva
Mantonegro, una de las más reconocidas de la D.O., cuando según la
cosecha ésta uva puede ser mejor o peor, por tanto la proporción
debería poder modificarse».
Según Oliver «la normativa vigente de la D.O. no responde
completamente a razones históricas ni a una inexistente pureza
genética de la cepa. Por estas razones nos proponemos mantener y
ampliar la actual línea de productos, a partir de nuevos viñedos,
procurando obtener los mejores caldos sin los condicionantes que
impone la D.O. Es decir continuar la tradición heredada
aprovechando las óptimas y singulares condiciones vitícolas de
nuestro enclave en Consell».
Por su parte el presidente de la D.O. Binissalem Mallorca,
Sebastián Roses Ferrer, indicó que «la D.O es lo que quieren que
sea sus miembros. En cuanto a la flexibilidad en el reglamento
debemos ser de las denominaciones de toda España que más hemos
modificado las reglas para introducir nuevas variedades. Además
esta denominación permite a sus miembros experimentar con nuevas
variedades o utilizar uva de la zona de la comarca para elaborar
vinos que no están amparados por ella».
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