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Era mañana de mercado y la ocasión era propicia para conocer el parecer de los vecinos de s'Arenal sobre la reforma que se ha anunciado, que pretende un cambio urbanístico contundente, cuyo plato fuerte lo constituye el Plan Especial de Reforma Interior, específico para esa zona de dominio municipal dividido entre Palma y Llucmajor, que tiende a corregir el caos urbano, cuya diversidad de edificios, asentamiento, dimensión usos y diseño parece haber sido obra de una mente enemiga del progreso racional y, en todo caso, la confirmación de una ausencia absoluta de planificación ponderada. Contrariamente a lo sucedido en otras consultas anteriores, en esta ocasión bastó insinuar la cuestión para que el reportero recibiera inmediata respuesta, lo que es demostrativo de la incertidumbre que ha levantado el anuncio del proyecto.

Alfonso considera que será algo positivo para la zona. «A mí me parece bien, porque yo vivo aquí desde 1973 y lo único que han hecho ha sido arreglar algunas aceras, y poco más. Últimamente han hecho un parque por aquí arriba, pero hace falta meter mano a la primera línea», dice. En la conversación intervienen otras mujeres, alguna de las cuales desaparecen cuando el periodista enfoca la cámara. Todas coinciden con el anterior, pero les preocupa lo que pueda pasar con las viviendas.

Lola reclama más atención para este núcleo urbano, «porque lo único que han hecho son casas y más casas y no tenemos casi de nada; ni trabajo tenemos, porque si no trabajamos en un hotel, aquí no hay nada más, y menos en invierno que está todo cerrado. Que hagan lo que tengan que hacer, pero que no me dejen sin casa», exclama.

Trinidad considera necesario que arreglen el núcleo urbano de s'Arenal y que de una vez por todas sea dotado de todos los servicios de los que ahora carece casi absolutamente. Y, como todos los demás, le preocupa lo que pueda pasar con su domicilio y pide que cuanto antes se expliquen los pormenores del proyecto. «Porque lo que está claro es que lo que verdaderamente nos preocupa es que nos quedemos en la calle», dice. Entonces, en este grupo se establece una especie de debate del que surgen las dudas de que el anteproyecto presentado pueda tener viabilidad en el plazo anunciado, y también del presupuesto total, que consideran que será insuficiente.

Para Julia «todo es un bulo porque mi marido fue al pleno municipal de Llucmajor y allí se dijo que no había nada de cierto y que el alcalde nada sabía», afirma, a pesar de que el alcalde aparece en la foto como asistente a la presentación del anteproyecto.

Y eso mismo asegura Francisco Avilés, que asistió a la mencionada sesión plenaria. «El teniente de alcalde de Urbanismo aseguró que ese era un proyecto del Pacte de Progrés, y que se trataba de desplazar hoteles obsoletos, construir boulevares y zonas verdes, pero que eso no afectará para nada a las viviendas particulares. Lo cierto es que hace falta una buena reforma de las infraestructuras, porque el alcantarillado se construyó para las 500 casas que había, pero ahora un solo hotel ya vierte tanto como eso. Desde los años 70 tengo un negocio en primera línea y soy de los que sufro el problema».