La fiesta de fin de año ha sido motivo de enfrentamiento entre PP y
PSM. En el último pleno, el grupo de la oposición presentó una
moción en la que se criticaba que para la última celebración el
Ajuntament comprase 240 botellas de champagne y unos 1.000 kilos de
uva. El alcalde, Joan Font, admitió que se adquirieron 240
botellas, pero aclaró que en lugar de 1.000 kilos eran 1.000
bolsas.
Font calificó de «absurda e incoherente» la moción de los
conservadores, e informó que la fiesta de Fin de Año cuesta al
Ajuntament unos 0,42 céntimos por persona. «Creemos que no es
ningún despilfarro, es lo adecuado para que los vecinos del pueblo
entren con una fiesta en el nuevo año, con alegría». El portavoz
del PP quedó en evidencia cuando dijo en el pleno que en la última
fiesta de Fin de Año asistieron unas 50 personas. El equipo de
gobierno se mostró sorprendido por la declaración del conservador,
y el alcalde matizó que al menos acudieron 600.
El primer edipetrer avanzó que el gasto previsto para esta
edición será «similar», e hizo un llamamiento a los vecinos para
que celebren el cambio de año donde de costumbre, ante el
Ajuntament de la calle Hospital. En el pleno el alcalde concedió al
público la oportunidad de formular preguntas. Un hombre preguntó a
qué empresa se compraba el vino para la tradicional cena a la
fresca del verano. Miembros del PSM señalaron a un hombre sentado
por delante, de Vins Guillem Galmés, detallando después que son más
de 400 litros. Resultó evidente que el Ajuntament no se fija en una
sola marca o empresa, y busca las mejores opciones.
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