El desarrollo «desbocado» de las urbanizaciones de la costa y
también del suelo rústico en el municipio de Son Servera ha sido la
consecuencia de un cumplimiento «poco regulado» de la disciplina
urbanística por parte del Ajuntament serverí. Pese a que ahora se
han detectado y abierto expedientes de infracción urbanística a
alrededor de unas 500 construcciones que no cumplen la normativa,
Cala Millor, Cala Bona y la Costa dels Pins se hallan densamente
urbanizados y con escasos o nulos espacios verdes. Esta es una de
las conclusiones que se desprende del análisis del diagnóstico
medioambiental de Son Servera.
Unos resultados que fueron presentados en la pasada noche del
viernes, en el marco de la creación del Forum Ciudadano de la
Agenda Local 21 y en el que asistieron el alcalde de la localidad,
Damià Ripoll, algunos regidores, los técnicos encargados de la
elaboración del estudio y demás personas interesadas en la
materia.
Para terminar con las constantes ilegalidades urbanísticas que
se vienen cometiendo en el municipio, y en especial en el litoral y
en suelo rústico, sobre todo a raíz de la fiebre constructora de
los años ochenta, se propone fomentar e imponer una disciplina
urbanística más férrea y que sirva como instrumento fundamental
para construir un Son Servera más sostenible. Entre las propuestas
de futuro, se recomienda evitar crecimientos difusos del municipio,
así como evaluar sistemáticamente los impactos de las zonas de
nueva urbanización y las obras públicas, sobre los hábitats
afectados y recuperar los espacios verdes que han terminado por
abandonarse o son utilizados por particulares.
Por otra parte, otro de los muchos desajustes que ha detectado
esta radiografía sobre Son Servera, es la presencia de muchas
urbanizaciones que, en estos momentos, aún no han sido
recepcionadas por el Ajuntament, y que justamente representan la
inmensa mayoría.
Son Servera dispone de unas Normas Subsidiarias vigentes desde
el año 1987, que planificaban con pocas restricciones el suelo
urbanizable del municipio. Actualmente, como se ve, están agotando
su operatividad, se encuentran desfasadas y prácticamente no
incorporan criterios ambientales. Por ello, desde el año 2000 se
han realizado varias propuestas de revisión, pero aún no se han
podido aprobar.
En el diagnóstico también se han estudiado otros temas de
interés como el agua, los residuos, la estructura energética, la
movilidad, entre otros.
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