El pueblo de Pollença rindió ayer homenaje, con una misa celebrada
en la iglesia de Sant Domingo, a las Hermanas de la Caridad de San
Vicente de Paul por su labor al frente de la residencia de personas
mayores tras haber anunciado que pronto dejarán el pueblo después
de 155 años de presencia continuada.
Las hermanas Francisca Nicolau, María Vich, Joana Cifre y
Mercedes Criado, acompañadas de la madre superiora en Palma, Pilar
Bosch, recibieron tras la misa las muestras de aprecio de un gran
número de vecinos, encabezados por el alcalde Joan Cerdà y otros
representantes municipales.
Las Hermanas de la Caridad habían expresado de forma humilde que
no querían que se celebrase ningún homenaje en su despedida, pero
desde el Ajuntament, la Iglesia y vecinos se había insistido en
ello. Ayer, estaba previsto que tras la celebración de la misa se
ofreciese un refresco en el mismo claustro de Sant Domingo, pero
finalmente se suspendió en muestra de duelo por los atentados de
Madrid y el acto finalizó con la entrega de un placa por parte del
alcalde y unas palabras de agradecimiento en nombre de todo el
pueblo.
Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul llegaron a
Pollença en el año 1849 y desde entonces han venido desarrollando
de forma altruista una gran labor social y humana en el
municipio.
Desde hace 80 años esta congregación se encargaba del cuidado de
la residencia de ancianos, ubicada en el antiguo convento de Sant
Domingo. Ahora, las cuatro hermanas se trasladarán a alguna de las
25 casas que la Congregación mantiene en Mallorca.
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