Pesimismo generalizado. Éste fue el ambiente que ayer se respiró
entre los sindicatos y comités de empresa después del encuentro
mantenido con los representantes de Majórica durante la pasada
jornada en Palma y que suponía retomar las negociaciones sobre el
plan de viabilidad y expediente de regulación de ocupación. El
mensaje claro y a la vez contundente que lanzó ayer la dirección de
Majórica a los representantes de los trabajadores y a los
sindicatos fue que la salvación de la empresa pasa necesariamente
por recortar drásticamente la plantilla de personal.
Con esta advertencia poco esperanzadora, todo indica que la
empresa se mantendrá firme en su voluntad de despedir a 236
trabajadores de todos los centros de trabajo y deshacerse de la
producción de joyería. Tal y como informaron los sindicatos de CCOO
y UGT, el director de Recursos Humanos, Antonio Barrionuevo; el
director de cuentas, Pablo Ribas y el abogado, Alfonso Suárez, se
limitaron a transmitir su propio diagnóstico del estado de las
cuentas de Majórica. «Nos quisieron dar a entender que la situación
financiera de Majórica es muy seria y si no se ejecuta una
reducción importante de personal, entonces la empresa decretará
quiebra», explicó Vadell, de UGT.
La empresa argumenta que el 56 por ciento corresponde a gastos
de personal y éste es el motivo por el que «no tiene margen de
maniobra para otras cuestiones», dijo el sindicalista de CCOO,
Ginés Díez. Ambos sindicatos rechazaron que la empresa no tenga
intención de inyectar un mínimo de capital para el futuro.
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