La Mare de Déu de Gràcia regresará el domingo a su lugar natural en el Puig de Cura tras dos años de ausencia a causa de las obras de consolidación de la peña conocida como Roca Falconera, en cuyas faldas está el emblemático monasterio de Llucmajor. Gràcia ha permanecido cerrado al público a causa del peligro que suponían de los desprendimientos de rocas de la peña. Según explicaron ayer el párroco Jaume Puigserver y el alcalde de Llucmajor, Lluc Tomàs, los desprendimientos eran habituales en el santuario, pero tras una tormenta se hicieron más frecuentes y peligrosos.
El Santuari de Gràcia de Llucmajor abrirá sus puertas de nuevo tras dos años de obras
La actuación ha consistido en la colocación de una red metálica que cubre la peña para evitar el peligro de desprendimientos
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