La Asociación de Fabricantes de Productos Cerámicos para la
Construcción de las Illes Balears se reunió el pasado miércoles por
la tarde en Vilafranca con el objetivo de evaluar y hacer frente a
la crisis más fuerte que ha sufrido este sector durante las últimas
décadas, una crisis que ya dura más de un año y medio. Esta
asociación, que agrupa a la mayoría de tejares de Mallorca, informó
que a consecuencia de la crisis de la construcción, en los últimos
meses ya han cerrado dos tejares en Vilafranca y otros dos en
Lloseta y Pòrtol. Además, el resto de fábricas producen en un 50 %
menos que en épocas de bonanza. Los motivos que fundamentan esta
preocupante situación han sido la llegada masiva de material de la
Península y la gran competencia que reciben los pequeños tejares de
las dos grandes fábricas de material cerámico que hay en
Mallorca.
El presidente de la asociación, Antoni Bauçà, manifestó que
«ante esta situación, agravada por la crisis en el sector de la
construcción y con el agravante de la demanda de material cerámico
con certificados de calidad, no nos queda más remedio que
adecuarnos a un sistema de calidad para poder competir». Antoni
Nicolau, vocal de la asociación y empresario vilafranquer, precisó
que con el anterior Govern del Pacte de Progrés se realizó un
diagnóstico sobre la situación de las fábricas para elaborar un
plan de choque. Nicolau, se mostró muy preocupado por el futuro de
los tejares, que en la zona de Vilafranca «son de carácter familiar
y si seguimos inmersos en esta crisis pueden peligrar unos 200
puestos de trabajo, directa e indirectamente».
Ahora, los propietarios de las fábricas preparan el
asesoramiento de una empresa que les ayude a mejorar los productos
y a modernizar las empresas para así poder conseguir la «Q» de
calidad que les permita competir con el resto del mercado europeo,
debido a las nuevas normativas con certificados de calidad, de una
manera más digna. A modo de conclusión, la asociación manifestó su
compromiso de conseguir que el Govern de les Illes Balears legalice
los tejares ya que a causa de su ilegalidad urbanística se han
frenado las inversiones en las fábricas. A todo esto hay que añadir
la normativa del Consell de Mallorca que obliga a los propietarios
a abandonar sus fábricas en terreno rústico para incorporarse en
zonas de servicios. Para Antoni Nicolau, «esto es imposible, ya que
dos tejares medianos de Vilafranca absorberían todo el polígono
industrial de la Vila ya que aquí somos casi una docena». Según
Antoni Bauçà, «queremos que se legalicen las fábricas para poder
invertir en calidad y tener futuro en el mercado, porque si estamos
ordenados evitaremos el hecho de ver como se van cerrando
tejares».
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