El recuerdo del escultor Albert Rouiller no estará sólo en la
memoria de los vecinos de Portocolom que conocían al artista y en
la de sus amigos y admirados pescadores. Desde ayer Portocolom
tiene un recuerdo del artista en la escultura de homenaje a la zona
costera, en la que Rouiller se afincó en 1988 y a la que amaba
hasta tal punto que sus cenizas fueron esparcidas en las aguas de
s'Algar tras su fallecimiento, en junio de 2000.
La escultura «Homenaje a Portocolom» inaugurada ayer por la
tarde, ha sido colocada en es Riuetó, un lugar «por el que Albert
pasaba cada día para ir a ver a su amigo Joan, del chiringito
azul», comentó la viuda del escultor, Monique Marcelle Rouiller,
quien asistió al acto acompañada por los hijos y nietos del artista
suizo. Monique Marcelle se dirigió al centenar de asistentes a la
inauguración expresándoles que la cesión de esta escultura «ha
permitido realizar un sueño de Albert: Dejar un recuerdo en
Portocolom». «Esta escultura será para que la gente de Mallorca y
de Portocolom se acuerde de este escultor barbudo y fuerte que
amaba Mallorca y a los mallorquines».
La escultura ha surgido de una maqueta que Albert Rouiller creó
en 1993 y tiene una altura de 3,60 metros.
Al cálido y sencillo acto asistió la alcaldesa de Felanitx,
Catalina Soler, y regidores del Consistorio así como varios vecinos
de Portocolom que conocieron a Albert Rouiller. En su parlamento,
la alcadesa Soler agradeció la cesión de la escultura de un artista
que «fue y se sintió acogido como un felanitxer», y terminó citando
un poema de Rouiller cuyo verso final dice: «La escultura debería
hablar por sí sola, así que yo me callo».
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