Las principales zonas turísticas han estado estos días prácticamente vacías.

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E.B/A.B./MICHELS
El mal tiempo ha deslucido el puente de la Constitución y de la Inmaculada que, a diferencia de otros años en que los pocos turistas compartían las principales playas con los mallorquines que buscaban algún que otro rayo de sol, en esta ocasión las zonas costeras presentan una estampa casi desértica.

Apenas un 1 por ciento de la planta hotelera de la zona norte ha abierto sus puertas estos días y tampoco ha habido ofertas de última hora como en otras ocasiones, y ante este panorama gran parte de la oferta complementaria también ha echado el cierre.

Desiertos
El Port de Pollença y Can Picafort, plagados de segundas residencias de mallorquines, tampoco han recibido las visitas esperadas y amanecían ayer, con las últimas gotas de lluvia, también desiertos. Tras las trombas de agua e inundaciones de los últimos días algunos aprovecharon los primeros rayos de sol para pasear a pie o en bicicleta por las playas de la zona norte pero el sol alternó con la lluvia durante buena parte de la jornada.

La estampa desértica ha sido común en toda la zona norte desde el Port de Pollença hasta Can Picafort, pasando por las playas de Alcúdia y Muro.

En el Llevant no ha habido mejor suerte aunque hay que resaltar que los pocos hoteles que han quedado abiertos en Cala Millor han registrado buena ocupación. Desde el departamento comercial de Hipotels, una de las grandes cadenas hoteleras de la zona, comentaban que «tenemos cuatro hoteles abiertos con una media este puente de un 90% de ocupación». Así han visitado la zona los clientes antiguos, algunos grupos de tercera edad o bien familias.

Ayer, a primera hora de la mañana lucía el sol y algunos se aventuraron a dar un paseo por la playa de sa Coma. Las terrazas estaban casi vacías. En la zona peatonal de Cala Millor se podían ver algunos souvenirs abiertos, pero con muy poca afluencia.

Lo mismo ocurría en Cala Rajada, donde casi todos los hoteles están cerrados. Durante estos días, en la primera línea del paseo marítimo se ha podido ver a pocos turistas paseando o almorzando frente al mar.

En la costa de Ponent, el puente no ha ido mejor. En el Port d'Andratx, según han afirmado vecinos de la zona, «no ha habido nada». De hecho, la práctica totalidad de comercios y restaurantes han estado cerrados.

En los núcleos turísticos de Calvià, el ambiente también ha sido nulo estos días. En Peguera, el 80 por ciento de los comercios han estado cerrados.